Adopción del Acuerdo de París el 12 de diciembre de 2015. Foto: James Dowson/UN Climate Change, Flickr

6 cosas que han pasado desde el Acuerdo de París

El estado actual del clima al cumplirse 10 años de un acuerdo histórico
12 diciembre 2025

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Hoy se cumplió una década desde que el mundo presenció un gran triunfo de la diplomacia climática con la firma del Acuerdo de París en las conversaciones de la ONU sobre el clima, COP21, celebradas en la capital francesa.

Tras el decepcionante resultado de la COP15 de Copenhague en 2009, el hecho de que 159 naciones hicieran promesas jurídicamente vinculantes para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero parecía una victoria histórica para el planeta.

Lo que finalmente consiguió que se firmara el acuerdo fue un enfoque ascendente diseñado en torno a las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), es decir, los esfuerzos de cada país para reducir sus propias emisiones y adaptarse a la crisis climática.

En el año previo a la cumbre, la presidencia de la COP21 había consultado en privado a los representantes nacionales de asuntos climáticos para debatir las cuestiones que consideraban problemáticas y trabajar en pos de un consenso.

A diferencia de Copenhague, los negociadores sintieron que sus preocupaciones se estaban teniendo en cuenta y se mostraron más dispuestos a asumir la tarea de impulsar la reducción de emisiones en sus países de origen.

Estados Unidos y China, los dos mayores emisores del mundo, se comprometieron con el acuerdo, un paso crucial que ayudó a impulsar la acción climática mundial.

Diez años después, ¿dónde nos ha dejado el Acuerdo de París? Aquí te contamos seis acontecimientos importantes ―tanto negativos como positivos― que hemos visto en la última década.

Las temperaturas han seguido aumentando, pero no tan rápido

El Acuerdo de París pretende limitar el aumento medio de la temperatura global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, un nivel que posiblemente ya hayamos alcanzado.

Y según las proyecciones publicadas en la COP30 el mes pasado, el calentamiento global está en camino de alcanzar entre 2,3 y 2,6 grados para el año 2100, suponiendo que los países cumplan todas sus NDC actuales.

“Está claro que pudimos influir”, afirma Joseph Giguere, técnico de investigación en ciencia de datos climáticos de Climate Central y uno de los autores de su reciente informe Diez años del Acuerdo de París.

“Hemos visto una disminución en nuestro calentamiento proyectado, pero también está claro que no estamos ni cerca de los objetivos iniciales del Acuerdo de París”.

Según Climate Action Tracker, el mundo se habría calentado 3,6 grados este siglo si no se hubiera firmado el Acuerdo de París.

“Así que no ha sido nada, pero no es ni mucho menos suficiente si queremos evitar calores peligrosos en el futuro”, prosigue Giguere.

Según Global Carbon Budget, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, pero también más lentamente: a un ritmo del 0,3% anual, frente al 1,9% anual entre 2005 y 2015.

Arabia Saudí en la COP28
Petroestados como Arabia Saudí se han opuesto sistemáticamente a la acción por el clima. Foto: Stuart Wilson/COP28 vía ONU Cambio Climático, Flickr

Muchos países no han cumplido sus promesas

Numerosos países no han querido o no han podido fijar objetivos adecuados para reducir las emisiones y luego ponerlos en práctica.

Cabe señalar que, aunque los países están legalmente obligados a presentar sus NDC en virtud del Acuerdo de París, no están obligados a cumplirlas.

En un reciente artículo publicado en Nature Climate Change, Paula Castro, catedrática de Energía y Medio Ambiente del Centro de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Zúrich, señala varias razones por las que persisten tales brechas.

Los países del Sur Global, por ejemplo, carecen de los recursos financieros y tecnológicos necesarios para adoptar medidas climáticas eficaces.

“Muchos gobiernos ―especialmente los de países en desarrollo― carecen aún de capacidad para diseñar y aplicar políticas y establecer sistemas eficaces de seguimiento, información y verificación”, escribe.

Los cambios de gobierno y el insuficiente apoyo de la opinión pública, añade, “pueden afectar profundamente a la política climática en muy poco tiempo”.

Keith Stewart, estratega de Greenpeace Canadá e instructor de la Universidad de Toronto, cree que la sociedad civil puede desempeñar un papel fundamental presionando a los líderes políticos para que actúen.

“El Acuerdo de París puede ayudar a todos a subir de nivel, pero nunca va a ser de arriba hacia abajo”, afirma. “Tenemos que hacer el trabajo duro en casa para conseguir apoyo para esas alternativas”.

Las energías renovables han despegado

El uso de fuentes de energía renovables, como la eólica, la mareomotriz y, sobre todo, la solar, ha aumentado exponencialmente en la última década.

“Hace diez años, el problema clave era: ¿cómo ponemos en línea la energía renovable cuando es más cara que los combustibles fósiles?”. recuerda Stewart.

“Ahora, las renovables son más baratas que los combustibles fósiles”.

Como resultado, la capacidad mundial de electricidad procedente de energías renovables ha aumentado un 140%, es decir, 2.600 gigavatios, en los últimos nueve años, según un informe de Acción por el Clima de las Naciones Unidas.

En comparación, la capacidad eléctrica procedente de combustibles fósiles ha crecido sólo un 16% durante este periodo.

En un acto celebrado en febrero en Brasilia (Brasil), el Secretario Ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, Simon Stiell, comparó la creciente brecha entre las inversiones en energías renovables y en combustibles fósiles.

En 2024, el mundo invertirá unos 2 billones de dólares en energías renovables e infraestructuras, dijo.

“Eso es el doble de lo que se invirtió en combustibles fósiles el año pasado. Los inversionistas saben que la energía limpia tiene mucho más sentido”.

Premio Trump al Fósil del Día en la COP23
Activistas climáticos se burlan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la COP23 de 2017. Foto: John Englart, Flickr

Continúa el negacionismo climático

A pesar de la abrumadora evidencia de que la crisis climática está causada por el ser humano, sigue habiendo una intensa oposición política a ese consenso científico.

“Una de las razones por las que creo que el rechazo es tan feroz ahora mismo es porque las empresas de combustibles fósiles saben que se enfrentan a una amenaza existencial”, afirma Stewart.

“Saben que antes podían confiar en la mano invisible del mercado para mantener el negocio. Ahora, necesitan el puño de hierro muy visible del Estado”.

Los días en que China y Estados Unidos se ponían de acuerdo sobre la necesidad de reducir el uso de combustibles fósiles también han quedado atrás.

Mientras China ha invertido mucho en renovables, Estados Unidos ha salido dos veces del Acuerdo de París bajo el mandato del presidente Donald Trump, que considera que la crisis climática es un engaño.

Otros países también han elegido gobiernos ideológicamente opuestos a una transición ecológica y a todo lo que pueda afectar los beneficios de las empresas petroleras y gasísticas.

Sin embargo, el bajo coste y la ubicuidad de las energías renovables las han hecho muy atractivas para los países europeos y de todo el Sur Global que quieren desprenderse del petróleo importado.

“Van a toda velocidad en la transición energética porque es bueno para el clima, lo reconocen, pero además nadie puede bloquearles el acceso al viento y al sol”, señala Stewart.

La desinformación ha alcanzado nuevos niveles

A pesar de que las encuestas muestran que la mayoría de la población mundial desea que se tomen medidas contra el cambio climático, la desinformación sigue en aumento ―ahora en gran parte impulsada por la inteligencia artificial― especialmente en las redes sociales, sobre los efectos y la ciencia del calentamiento global

“Llevo trabajando en el cambio climático desde mediados de los 90 y he visto todas las versiones de la negacionismo del climático y la desinformación”, dice Stewart.

“El reto ahora es que es mucho más sofisticado y omnipresente que antes. Antes luchábamos contra anuncios de página entero en el New York Times. Ahora nos llega IA de todas partes”.

El lobby del petróleo y el gas ha recogido lecciones de la industria tabaquera, dice, “incluyendo algunas de las mismas empresas de relaciones públicas y científicos, donde su lema es ‘la duda es nuestro producto’: queremos sembrar la duda sobre la ciencia, sobre la gravedad del problema, y no hay nada que se pueda hacer'”.

Inundaciones en Valencia
Imágenes satelitales de las inundaciones en Valencia, España, en octubre de 2024. Foto: Lauren Dauphin/Observatorio de la Tierra de la NASA

Los efectos de la crisis climática ya se hacen sentir

En 2024, el mundo superó por primera vez los 1,5 grados de calentamiento global durante todo un año calendario.

Esto no significa que se haya incumplido el objetivo de 1,5 grados fijado en el Acuerdo de París, ya que ese umbral se refiere a una media a largo plazo que abarca décadas.

Sin embargo, significa que nos estamos acercando: los científicos han calculado que actualmente estamos aproximadamente a 1,3 grados, y los efectos ya se están haciendo sentir.

Según un estudio del Instituto Grantham, la crisis climática causó este verano un exceso de 16.600 muertes en 854 ciudades europeas. Es probable que la cifra real sea mucho mayor, ya que estas ciudades sólo representan alrededor del 30% de la población europea.

El informe de Climate Central también enumera algunas de las repercusiones de la crisis climática en todo el planeta.

En 2023, por ejemplo, la cuenca del Amazonas experimentó la estación seca más calurosa jamás registrada, provocando sequías y la muerte de cientos de especies de agua dulce, algo que habría sido prácticamente imposible sin el cambio climático provocado por el hombre.

“En la actualidad, la región se calienta 1,4 veces más rápido que la media mundial”, sostiene el informe. “Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, la probabilidad de que se produzcan estos sucesos se ha multiplicado por diez”.

Del mismo modo, las olas de calor como la que causó los devastadores incendios forestales de Australia en 2019-20 “ahora son aproximadamente 2,5 veces más probables y 0,9°C más calientes de lo que habrían sido sin la interferencia humana.”

Por su parte, las olas de calor premonzónicas en India y Pakistán son ahora 30 veces más probables y 2,1 grados más cálientes.

Y regiones de todo el mundo ―desde el sur de Europa hasta África, pasando por el subcontinente indio― se enfrentan a sequías más frecuentes, pérdidas de cosechas, muertes relacionadas con el calor y picos de demanda eléctrica.

Los últimos 10 años han sido desiguales: aunque la crisis climática se ha acelerado, habría sido mucho peor sin el Acuerdo de París.

Una cosa está clara: si queremos que nuestro planeta siga siendo habitable para las generaciones futuras, tendremos que intensificar nuestra acción climática en las próximas décadas.

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