Palma aceitera en Indonesia. CIFOR / Lucy McHugh.

Investigadora Tania Li: “Urge priorizar el cultivo de palma aceitera a pequeña escala en Indonesia”

21 julio 2018

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BONN, Alemania (Landscape News) – Mientras haya producción agrícola a gran escala, pueden surgir conflictos sobre los derechos sobre las tierras, la distribución de los beneficios y la protección ambiental, conduciendo a discusiones acaloradas entre los estudiosos sobre los méritos de este tipo de desarrollo. Mientras que algunas personas enfatizan los beneficios económicos positivos, otros señalan los casos de abuso social y ambiental. Tania Li, quien participó durante el Global Landscapes Forum en un panel digital sobre la transformación de paisajes en mayo, es una de las voces críticas más abiertas. Ella es profesora en el Departamento de Antropología en la Universidad de Toronto, Canadá y ha llevado a cabo una extensa investigación en Indonesia, donde la rápida expansión de plantaciones de palma aceitera a gran escala ha cambiado los paisajes e influido en la vida de millones de personas. En lugar de establecer más plantaciones a gran escala, el apoyo debería ir hacia los granjeros a pequeña escala que cultivan palma de aceite, dice.

Indonesia es el principal productor de aceite de palma del mundo. La mayoría del cual es exportado a otros países de Asia y a Europa, donde es utilizado como aceite de cocina y biocombustible, y procesado en alimentos y cosméticos. El uso doméstico se ha incrementado debido al crecimiento poblacional, y el apoyo del gobierno al biodiesel.

De acuerdo con la Agencia de Estadística de Indonesia, las plantaciones de palma aceitera cubren 12 millones de hectáreas de tierra – un área aproximadamente del tamaño de Corea del Norte – principalmente en las islas de Sumatra y Borneo. En otras partes del archipiélago indonesio, las plantaciones de palma de aceite están creciendo rápidamente también, especialmente en la isla de Sulawesi y la provincia de Papúa.

Los pequeños propietarios manejan 40 por ciento del área de la isla, algunos están atados a empresas de plantaciones a través de contratos, de acuerdo con la Dirección General de Cultivos de Indonesia. El 60 por ciento restante de producción de palma de aceite crece en plantaciones a gran escala, manejadas por compañías que emplean trabajadores contratados para mantenimiento y cosecha.

Las plantaciones de palma aceitera reemplazan a las pequeñas granjas que producen arroz, vegetales, frutas y caucho, tanto para subsistencia como para fines comerciales. La gente local a menudo espera que el establecimiento de plantaciones mejore sus opciones de subsistencia.

Pero ¿esto sucedió? ¿Cómo afectan las plantaciones respecto a la vida de la gente local?

Esta pregunta fue el tema central de un amplio proyecto de investigación sobre el impacto social de las plantaciones de palma aceitera, dirigido por Tania Li y su colega Pujo Semedi de la Universidad Gadjah Mada en Indonesia.

Li publicó un artículo presentando los resultados de la investigación en el Geoforum en 2017. Ella compara vivir en un área dominada por plantaciones de palma aceitera con vivir en lo que ella refiere como un “sistema de mafia”.

Li explica que este término no se refiere a ciertos individuos corruptos o a empresas deshonestas que no obedecen la ley. Por el contrario, se refiere a un sistema en el cual la plantación es tan dominante que determina las posibilidades de subsistencia para todos, y donde la corrupción está presente en todos los niveles.

En el mismo año, ella publicó un artículo en el Journal of Peasant Studies, donde describe cómo los granjeros locales perdieron sus tierras por las compañías de aceite de palma, mientras las oportunidades de empleo permanecieron limitadas y las condiciones de trabajo empeoraron.

Li dice que ella se preocupa cada vez más por los efectos negativos de la “monopolización del paisaje”. En la siguiente entrevista, Landscape News, le preguntó cómo han cambiado sus puntos de vista a lo largo de los años y cuáles piensa que son las alternativas.

P: Inicialmente ¿fue más optimista respecto a los impactos de las plantaciones de palma aceitera?

R: Alrededor del 2009, hice un estudio sobre los efectos sociales de las plantaciones de palma aceitera en Sulawesi, y los resultados estuvieron mezclados. Mientras que los conflictos por la tierra fueron comunes, también hubo claros impactos en el desarrollo: a los granjeros que participaron en esquemas de pequeños propietarios vinculados a las plantaciones, les iba bien. (Los resultados del estudio han sido reportados en un artículo en el Journal of Peasant Studies.). Ellos tenían ingresos decentes, y había una sensación de prosperidad. Vi que las plantaciones de palma de aceite ayudaban a poner en marcha una economía secundaria. El ingreso disponible de la gente aumentó, lo cual creó nuevos tipos de trabajos. La gente empezó a vender motocicletas, a reparar casas, a abrir peluquerías, etc. Luego, en el 2010, comencé un proyecto nuevo y más largo sobre los efectos de la palma aceitera en la vida de la gente de Kalimantan Occidental. Y cuanto más lo mirábamos, más preocupante se volvía.

P: ¿Qué fue lo que encontraron?

R: En primera, está la cuestión del trabajo. Los proponentes de las plantaciones de palma aceitera argumentan que las plantaciones traen buenos trabajos, pero nosotros no encontramos prueba de esto – al contrario. Las condiciones de trabajo han estado empeorando. En segundo lugar, está la cuestión de las tierras. Las compañías hicieron tratos con las comunidades alrededor de sus plantaciones y, como parte de esos tratos, las comunidades soltaron sus tierras a la compañía. A cambio, cada casa recibió un terreno de dos hectáreas para cultivar palma aceitera, y la compañía les dio plántulas de palma y otros insumos. Estos tratos fueron una pesadilla y dieron como resultado muchos conflictos. Además, encontramos que un terreno de 2 hectáreas simplemente no es suficiente para tener una vida digna. Una casa necesita por lo menos 6 hectáreas. Los granjeros terminaron frustrados y enojados con la compañía.

P: ¿Por qué las comunidades aceptaron estos tratos?

R: Las condiciones de la liberación de las tierras fueron altamente problemáticas. Hubo mucha presión. A veces en la forma de fuerza directa con bulldozers destruyendo las plantaciones de caucho de la gente. (Semedi y Baker proporcionan más información sobre la liberación de tierras y uso de la fuerza en Kalimantan Occidental). Además, las compañías hicieron muchas promesas. La más importante fue la construcción de caminos. La gente esperaba que los caminos, junto con el cultivo de palma de aceite, traerían prosperidad.

P: En la revista Geoforum, describe sobre la violencia estructural, ¿a qué se refiere?

R: Imagina un área de 10,000 hectáreas que está dedicada a un propósito: la palma aceitera. Los arrozales, el caucho y los árboles frutales que estaban antes ahí han sido todos eliminados del paisaje. Esa es una forma de violencia. No es una pistola en la cara, son las palmas en el paisaje. Una vez que las palmas están ahí, ellas dirigen las posibilidades en tu vida. La gente local no puede hacer nada, no pueden hacer que se vaya. Y si tienen una queja, no pueden ser recompensados por medios legales porque los funcionarios del gobierno están conectados a las plantaciones. De esta forma, son comparables a la mafia.

P: ¿Las compañías de las plantaciones con equivalentes a la mafia?

R: No es tanto que las compañías sean los criminales. Es más que hay un sistema establecido que opera de acuerdo con sus propias reglas. En Nápoles, la palabra para la mafia es “O´sistema” – el sistema. Es un sistema porque no puedes hacer nada – rentar un departamento, conseguir un empleo, abrir un restaurant – fuera de él. Eso es semejante a la vida dentro de la zona de plantaciones, donde hay una distorsión sistémica en todos los niveles. Conocí a una persona que trabajaba para una empresa de plantaciones que se autonombraba “hombre sobre”. Su trabajo era meter dinero en sobres con el único propósito de pagarle a la gente. Los oficiales de gobierno, los líderes de las comunidades locales, los periodistas – todos están atrapados por el sistema. Al centro del sistema está el monopolio, un monopolio sobre las tierras, sobre las opciones de subsistencia y sobre el espacio.

P: ¿Cuál es el papel de las organizaciones no gubernamentales (ONGs) en este entorno?

R: Algunas ONGs se enfocan en la perspectiva de los derechos humanos y resaltan los peores casos, como las plantaciones con trabajo infantil; y aunque es importante, pierde de vista el hecho de que la situación laboral debe ser mejorada en todos los ámbitos. De igual forma, las ONGs ambientalistas tienden a enfocarse en los casos en los que un bosque primario es convertido de forma ilegal en plantaciones de palma aceitera, mientras que los problemas ambientales van más allá de esos casos. Simplemente piensa en las implicaciones ecológicas de la transformación de un paisaje completo en mares de palma de aceite. Yo argumento que necesitamos ver más allá de los peores casos. Necesitamos ver el panorama completo – al sistema completo de desarrollo basado en plantaciones.

P: ¿Contar con estándares más estrictos para la responsabilidad social y la sostenibilidad conducirían al cambio?

R: En la situación actual, la aplicación efectiva de estándares es extremadamente complicada porque el problema es estructural. En el fondo, es un problema de poderes enormemente desiguales. La gente local y las autoridades no son capaces de cambiar el sistema, por lo que su única opción es intentar obtener una parte de la riqueza. Incluso la compañía más benigna se encontrará atrapada en un sistema existente que está caracterizado por la corrupción y los conflictos de intereses.

P: La imagen que dibujas es sombría. En tu opinión, ¿cuál es la salida?

R: Varias ONGs están abogando por una moratoria en la expansión de las plantaciones de palma aceitera, y yo apoyo esto. Cada año, más y más licencias de plantaciones son otorgadas, especialmente en Kalimantan, Papúa y Sulawesi. Es necesario parar ese tren.

P: ¿Esto no privaría a las personas de oportunidades para ganar dinero?

R: Detener la expansión de plantaciones ofrecería más oportunidades para el desarrollo basado en pequeños propietarios, donde la gente pueda tomar sus propias decisiones respecto al uso de sus tierras. Para los granjeros, es mucho más atractivo cultivar palma aceitera de forma independiente. Es un cultivo muy lucrativo, y los pequeños propietarios están ansiosos por plantarla. Con infraestructura adecuada y plántulas de buena calidad, ellos pueden lograr rendimientos por hectárea iguales o superiores a los de las plantaciones. Sin embargo, en muchos lugares de Indonesia, los pequeños propietarios no pueden cultivarla de forma independiente porque dependen de las compañías para proporcionar caminos y transporte hacia los ingenios. Los fondos gubernamentales necesitarían ser utilizados para invertir en infraestructura y programas de apoyo agrícola para pequeños propietarios, permitiéndoles establecer palma aceitera y asegurándose de que los pobres y aquellos que no tienen tierras no sean excluidos.

P: Si todos los pequeños propietarios plantaran palma de aceite la homogenización del paisaje continuaría. A algunos les preocupa la falta de diversidad en términos de las opciones ecológicas y de subsistencia ¿Tú compartes esta preocupación?

R: Son las plantaciones a gran escala en las zonas fronterizas las que son la principal amenaza a la biodiversidad, entonces son las que necesitan detenerse. Después de eso puedes centrarte en el desarrollo basado en pequeños propietarios. Cuando existen las condiciones necesarias, es probable que los pequeños propietarios cambien al aceite de palma, pero yo esperaría que muchos granjeros mantuvieran los arrozales y árboles frutales y de caucho a lo largo de la palma aceitera, dando como resultado un paisaje que proporciona una variedad de productos alimenticios y no alimenticios.

P: ¿Cuáles son las lecciones para otros países que también están experimentando una rápida expansión de las plantaciones de palma aceitera?

R: En Indonesia, las compañías han sido capaces de sacar provecho de la disponibilidad de tierra barata y mano de obra barata. Obviamente, los gobiernos no deberían regalar concesiones a las compañías cuando ocasiona que los granjeros locales pierdan sus tierras. Y la organización de los trabajadores es importante. Cuando los trabajadores están organizados, su poder de negociación se incrementa y el costo de la mano de obra se incrementa. Eso es bueno para los trabajadores y obliga a las compañías a pensar mejor sobre si las plantaciones realmente serán rentables. Les podría ir mejor si compraran el fruto de la palma a los pequeños propietarios independientes, y lo más importante, la experiencia indonesia muestra claramente los riesgos inherentes de las plantaciones a gran escala: ¿es realmente la forma de desarrollo que desea?

P: ¿Crees que haya incentivos financieros que dirijan el cambio?

R: Si Indonesia dejara de otorgar concesiones a las grandes plantaciones, los inversionistas en la palma aceitera adoptarían dos caminos. Primero, apoyarían a los pequeños propietarios, quienes cultivarían las palmas en sus propias tierras. Y segundo, concentrando su propia inversión en la construcción de fábricas y en el manejo de la cadena de suministro, donde las economías de escala están a su favor. En este momento, las compañías no tienen permitido construir una fábrica a menos de que cuenten con una plantación adyacente, entonces son obligados a entrar en el negocio del cultivo de palma, incluso si está lleno de conflictos y es difícil de manejar. Un cambio en esa ley serían un gran comienzo.

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