Organizaciones ambientalistas lanzan siete recomendaciones de políticas para abordar las crisis de salud y biodiversidad

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A medida que la biodiversidad de la Tierra disminuye, las consecuencias peligrosas de esta pérdida solo parecen empeorar. La desestabilización de las economías nacionales, las amenazas a los sistemas alimentarios, la escalada del cambio climático y la probabilidad de que surjan pandemias mundiales como la del COVID-19 están cada vez más vinculadas a la pérdida de diversidad biológica del planeta.

Frente a estos desafíos, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la Naciones Unidas está listo para instaurar un nuevo plan global para la conservación de la biodiversidad que se extenderá hasta el 2030, en el que las naciones y los líderes se comprometen con estándares más altos de protección y restauración de los hábitats y ecosistemas naturales.

Al mismo tiempo, el 2021 también contempla el lanzamiento de la Década de la Naciones Unidas para las Restauración de los Ecosistemas, un esfuerzo de diez años para “prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo”.

Para contribuir a la Década y a las probabilidades de éxito del nuevo marco mundial para la diversidad biológica posterior a 2020, el Global Landscapes Forum (GLF) ha publicado siete recomendaciones de políticas con la colaboración de su red de organizaciones socias, incluido el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Las recomendaciones van acompañadas de ocho directrices para respaldar su implementación.

El documento, titulado ‘Un Mundo, Una Sola Salud: recomendaciones para aprovechar el poder de los paisajes’, reconoce y destaca el papel de la biodiversidad en los desafíos actuales, tanto de salud como financieros, al instar a los gobiernos a actuar en base a los diversos beneficios de la conservación y a fortalecer el poder legal, los derechos y las responsabilidades de las personas que viven en paisajes biodiversos.

Validadas por investigaciones científicas, estudios de caso, metodologías y marcos discutidos en el foro digital sobre biodiversidad de 2020, cada recomendación va acompañada de sustentos ilustrativos de su beneficio potencial.

Las recomendaciones son las siguientes:

1. Incluya perspectivas de salud pública en la gestión del paisaje y los ecosistemas.
2. Transforme las estructuras financieras para la conservación y la restauración, en especial mediante la reorientación de los subsidios y el estímulo del empleo juvenil.
3. Permita la apropiación por parte de la comunidad de las estructuras para la toma de decisiones y los flujos de recursos.
4. Comprométase a apoyar y participar en plataformas inclusivas de intercambio de conocimientos.
5. Promueva la aplicación de enfoques basados en derechos en el desarrollo sostenible y la defensa de los derechos.
6. Amplíe las iniciativas y los éxitos locales, en vez de tratar de imponer soluciones verticales.
7. Apoye a las comunidades que están más en juego en las crisis del clima, la salud y la biodiversidad para que se apropien del discurso del desarrollo.

Redactadas en gran parte por un equipo de miembros jóvenes del GLF y organizaciones socias, las recomendaciones se basan en el “enfoque de paisajes”, una filosofía ambiental que busca frenar el cambio climático y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU abordando los objetivos sociales, ambientales y económicos en conjunto. El hecho de que los jóvenes (de 35 años o menos) hayan sido parte del proceso de redacción representa al enfoque de paisajes en sí mismo, ya que incluye a los jóvenes profesionales en el tipo de procesos de formulación de políticas en los que a menudo son marginados.

James Reed, científico de CIFOR que codirige un programa de investigación multinacional sobre el enfoque de paisajes, indica que las recomendaciones, tal como están, son amplias, y por ello su aplicación debe ser restringida y adaptada para ajustarse a contextos específicos, asimismo debe estar respaldada por investigaciones a nivel local sobre la inclusión de los custodios del paisaje.

“El proceso de investigación del enfoque de paisajes puede alcanzar a aquellas personas que no están siendo escuchadas en los procesos de toma de decisiones y tratar de entender por qué, y también comprender por qué es importante incluirlas”, comenta Reed. “¿Cuáles son los impactos sociales y los resultados ambientales de incluir sus voces? ¿Qué nos muestra la historia sobre cómo gestionan sus paisajes? ¿Es eficaz para los objetivos medioambientales y también satisface sus necesidades?”, ejemplifica.

A estas recomendaciones las precede una carta abierta dirigida a todos los gobiernos del mundo, un preámbulo escrito por miembros de 18 organizaciones climáticas juveniles. En él se abordan cuatro demandas: transparencia gubernamental; sistemas educativos que aseguren una mayor reconexión y puesta en valor de la naturaleza; una mejor inclusión de las poblaciones marginadas, entre los que se encuentran los jóvenes; y acción climática transformadora desde el liderazgo global. Estos puntos resumen algunos de los cambios a gran escala respaldados por el movimiento climático juvenil a nivel mundial.

“Todos compartimos nuestras experiencias de lo que hemos visto en las noticias o en las redes sociales, de generaciones mayores diciendo que los jóvenes son idealistas y no realistas, como deberían ser”, dice Ruth Oviedo Hollands de 27 años, una de las coordinadores de la carta, la cual también se presenta como un documento independiente.

“Queríamos demostrar que eso no es cierto. Existe una gran y creciente población de jóvenes que trabajan o se ofrecen como voluntarios en programas, organizaciones sin fines de lucro o de base y que dedican su tiempo a proyectos dedicados a resolver los problemas relacionados con el cambio climático. Intentamos transmitir un mensaje poderoso y directo en nuestra carta”.

En 2010, las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica vieron a casi todos los países firmar y comprometerse con 20 objetivos ambiciosos de conservación, sin embargo los años siguientes demostraron ser devastadores para la pérdida de biodiversidad. En 2019, cuando las metas se acercaban a su fin, la plataforma científica IPBES advirtió que un millón de especies estaban en riesgo de extinción. Un amplio informe publicado en septiembre de 2020 por el CDB, el cual facilitó las Metas, confirmó que ninguna de las 20 metas se logró por completo, y solo seis se alcanzaron parcialmente. Un informe similar del World Wildlife Fund (WWF) reveló que las poblaciones de 4400 especies de vertebrados habían disminuido en un promedio del 68 % desde 1970.

La secretaria ejecutiva de la CBD, Elizabeth Maruma Mrema, calificó la tasa de pérdida como “sin precedentes”.

Actualmente no existe un costo acordado para financiar la conservación adecuada de la biodiversidad. En 2012, el CDB estimó que se necesitarían entre 150 y 440 mil millones de dólares anuales para alcanzar las Metas y desde entonces no ha actualizado el costo.

El informe que publicó en 2020, sin embargo, señaló que el financiamiento global total para la biodiversidad se encuentra actualmente entre 80 y 90 mil millones de dólares, una cifra que palidece en comparación con los 500 mil millones distribuidos por los gobiernos en subsidios que son dañinos para el medioambiente.

Las recomendaciones de políticas se plantearon como un resultado aplicable de las discusiones científicas que tuvieron lugar en la conferencia digital de dos días del GLF realizado en octubre de 2020, el cual se centró en el papel de la conservación de la biodiversidad en la prevención de futuras enfermedades infecciosas emergentes como la del COVID-19, a través del enfoque Una Sola Salud. De manera similar al enfoque de paisajes, Una Sola Salud aboga por la integración de los campos de la salud humana, animal y ecológica, dadas sus profundas interrelaciones.

A medida que se consolida el nuevo marco del CDB y comienza la Década para la Restauración de los Ecosistemas de la ONU, las recomendaciones están destinadas a ayudar a garantizar que el enfoque de paisajes y de Una Sola Salud, así como las voces de los jóvenes tengan mayor influencia en las prácticas de conservación de la biodiversidad en la próxima década.

Las recomendaciones se debatirán en el marco de las reuniones de los órganos subsidiarios del CDB como una forma de alcanzar los nuevos objetivos del marco y de complementar la estrategia para la Década de la restauración. “Este es un buen recordatorio para el mundo de que no iremos a ninguna parte y seguiremos trabajando para asegurarnos de mantenernos enfocados en las crisis relacionadas con el clima”, destaca Hollands.