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De todos los momentos para asumir una nueva posición de liderazgo en la historia reciente, mediados de 2020 fue sin duda uno de los más difíciles. Sin embargo, esto no disuadió a Bruno Oberle de asumir el nuevo cargo de director general de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en julio pasado.
En muchos sentidos, él es un hombre renacentista para estos tiempos en los que se requieren acciones precisas, y en sus 40 años de carrera ha desplegado sus pasos por las finanzas, la diplomacia, la cátedra y la política ambiental. Ha representado a Suiza como su Secretario de Estado para el Medio Ambiente, ayudó a establecer el Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) y se desempeñó como líder de Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).
Con 2030 como la próxima bandera sobre el terreno para alcanzar los objetivos climáticos globales, la UICN se encuentra al frente de algunas de las principales iniciativas y enfoques que buscan conducirnos allí. Entre estas se encuentran las “soluciones basadas en la naturaleza”, una categoría de acción climática que la UICN ha encabezado y definido durante la última década, y la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas, que tiene como objetivo mitigar el cambio climático mediante la restauración y conservación de paisajes valiosos durante la próxima década. Frente al alcance aún desconocido de los efectos de la pandemia, queda claro que estos esfuerzos solo se lograrán a través de sectores que han colaborado escasamente en el pasado (ciencia, finanzas, tecnología, salud, políticas), los cuales deberán trabajar juntos de manera más estrecha. Afortunadamente, Oberle no parece trabajar en otro sentido. Esto es lo compartió en una entrevista con Landscape News.
Desde un punto de vista puramente logístico, la pandemia mundial me impidió viajar en mis primeros días y meses en la UICN. Esto me dio tiempo para estudiar, reflexionar y comprender la organización a mayor profundidad. Sin embargo, sé que los contactos y los conocimientos que obtenga de mis actividades futuras “sobre el terreno” serán cruciales para permitirme desarrollar plenamente mi función de director general.
La economía siempre ha sido fundamental para la conservación y viceversa. La naturaleza es muy importante para la economía, ya que proporciona alimentos, materiales, agua y aire limpios, y mucho más. De hecho, el Foro Económico Mundial concluye que aproximadamente la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza. El desafío es alinear los incentivos económicos para utilizar los recursos naturales de manera sostenible y apoyar la conservación.
Sin embargo, actualmente los impulsores económicos subyacen esencialmente todas las amenazas a la naturaleza, incluida, por ejemplo, la sobreexplotación, la pérdida de hábitat, las especies invasoras y, por supuesto, el cambio climático. Por ello, para conservar la naturaleza con éxito, debemos comprender y cambiar estos impulsores económicos subyacentes de las amenazas a la naturaleza.
Mientras buscamos recuperarnos de la pandemia del COVID-19, es más importante que nunca reconocer estos vínculos y actuar sobre ellos. Solo una recuperación ecológica basada en la naturaleza pondrá al planeta en el camino correcto y ayudará a prevenir futuras amenazas para la salud pública.
Además, a medida que el mundo se recupere de la crisis económica causada por el COVID-19, me aseguraré de que la UICN sea una voz clave en las discusiones mundiales para que esta recuperación sea una oportunidad para mejorar la sostenibilidad de nuestras sociedades y economías.
Algunos proyectos de conservación ya están viendo su financiamiento afectado por la pandemia, y existen algunas preocupaciones sobre el financiamiento a largo plazo. Pero no debemos olvidar que invertir en tener una naturaleza sana es clave para la recuperación económica.
La pandemia ha puesto de relieve lo sorprendente y absolutamente dependientes que son el mundo entero y la economía global de la naturaleza. Es alentador ver que las inversiones verdes ocupan un lugar destacado en las propuestas destinadas a estimular la recuperación. Como comunidad conservacionista, debemos demostrar cómo la conservación puede contribuir a la recuperación económica, crear empleos, generar ingresos, ayudar a abordar el cambio climático y reducir los riesgos futuros para la salud.
Para dar solo un ejemplo, en Estados Unidos, los estudios han demostrado que las inversiones en restauración y manejo costero y forestal, implementadas en respuesta a la recesión de 2008, crearon más empleos por dólar que las inversiones en energía renovable y superaron en gran medida a las industrias tradicionales, como la petrolera e industrias del gas o financieras.
Las soluciones basadas en la naturaleza son acciones para proteger, gestionar y restaurar los ecosistemas de una manera que nos permita ofrecer beneficios concretos para las personas y la biodiversidad.
Fundamentalmente, lo que distingue a las soluciones basadas en la naturaleza de otros esfuerzos de conservación es que están diseñadas para abordar los desafíos sociales urgentes de hoy, como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la reducción del riesgo de desastres. Estas ocupan un lugar destacado en la agenda de la UICN debido a su enorme potencial mundial para ayudarnos a construir un futuro sostenible y superar los desafíos sociales fundamentales.
Sin embargo, las soluciones basadas en la naturaleza a menudo son poco entendidas y actualmente son infrautilizadas por los gobiernos, el sector privado y las comunidades locales. Después de décadas de trabajo en esta área, por ejemplo, en la restauración del paisaje forestal, la protección de los manglares y la adaptación basada en los ecosistemas, la UICN y sus miembros recientemente han articulado un marco de cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden aplicarse y escalarse de manera eficaz y sistemática como parte de las estrategias nacionales de desarrollo económico. Durante los últimos dos años, y con el aporte de más de 800 expertos de 100 países, la UICN ha trabajado en el desarrollo del nuevo Estándar Global de las soluciones basadas en la naturaleza, el cual proporciona una guía para ayudar a los usuarios a diseñar, verificar y ampliar tales proyectos, que son esenciales para que el mundo alcance sus objetivos climáticos y de biodiversidad.
Con el Estándar Global, finalmente tenemos una herramienta que nos permite satisfacer nuestras necesidades de desarrollo gracias a un ecosistema saludable, y no a su costa. Esto equivale a un nuevo paradigma, un enfoque de conservación mediante el cual las acciones de biodiversidad pueden satisfacer las necesidades de las personas y la naturaleza mediante un diseño deliberado y con un propósito.
Lo que se necesita sobre todo es acción: individuos, empresas, ONG, gobiernos, todos están llamados a contribuir a este movimiento global. Esta acción debe ser colaborativa, cooperativa, sinérgica y priorizada en todas las agendas. Los logros que ya hemos visto en el Desafío de Bonn pueden servir como ejemplo y catalizador para esto. La Década nos pertenece a todos y puede ser un vehículo para transformar los enfoques tradicionales del crecimiento económico, garantizando al mismo tiempo que los ecosistemas de los que dependemos estén protegidos y su integridad ecológica asegurada para las generaciones venideras. La Década está dinamizando a la UICN y su vasta red de miembros, socios y expertos, reforzando nuestro compromiso de larga data con la conservación y restauración de los ecosistemas y construyendo sobre los avances que ya hemos logrado para permitir acciones de restauración en todo el mundo.
Al mismo tiempo, está aumentando la conciencia sobre las crisis actuales del clima y de la biodiversidad, al igual que el apoyo a las soluciones basadas en la naturaleza para abordarlas. La restauración de ecosistemas es un pilar fundamental del enfoque de soluciones basadas en la naturaleza debido a su capacidad para mejorar ecosistemas y hábitats que sufren degradación y desertificación, con consecuencias tangibles para la humanidad y las especies. La Década impulsa la urgencia restauradora implícita en su nombre. Establece una línea de tiempo para que todos lleven al mundo a un camino de recuperación del ecosistema, desde las cimas de las montañas hasta el fondo marino.
El comportamiento del consumidor, manifestado a través de aquellos que están bien informados y motivados, es una parte clave para garantizar que la sociedad se vuelva verdaderamente sostenible. Sin embargo, la elección del consumidor se limita a lo que ofrece el mercado, y el mercado necesita tiempo para responder a la presión ascendente. Más allá de eso, mirando desde otro nivel, los sistemas de producción que utiliza el mercado para entregar bienes a los consumidores están profundamente entrelazados con el gobierno. Señales políticas y medidas gubernamentales tales como regulaciones, impuestos y subsidios permitirán a los sistemas productivos mejorar fundamentalmente sus ofertas. En última instancia, esto brindará a los consumidores una mayor libertad y más oportunidades para comprar de manera sostenible.
Es por eso que la UICN no busca influir directamente en el comportamiento del consumidor, sino que busca influir en la política gubernamental y el sector privado para mitigar los impactos del consumo en la naturaleza. Un ejemplo es nuestra investigación sobre las fuentes de los plásticos que terminan en el mar o nuestro trabajo reciente que cuantifica los beneficios de la agricultura sostenible para la seguridad alimentaria y la economía.
Como Director General de la UICN, seguiré usando la mayoría de estos sombreros, solo que ahora, todos a la vez. Espero que la diversidad de mis propios antecedentes y experiencia refuercen el papel único de la UICN a la hora de abordar las crisis del clima y de la biodiversidad. Estas crisis no son problemas independientes; son desafíos fundamentales e interrelacionados que todos enfrentamos, y debemos abordarlos juntos, desde todos los ángulos y con toda nuestra energía y concentración. En este esfuerzo, todos deben contribuir con su voz y hacer su parte: ciencia y academia, legisladores y gobiernos, empresas, activistas, consumidores. La UICN, gracias a su estructura única como una unión de miembros diversos que incluye actores estatales y no estatales, tanto grandes como pequeños, juega un papel clave como impulsor del cambio y asimismo convoca a una misma mesa a los líderes de todos estos sectores.
Finally…
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