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La Cumbre del Clima de Glasgow ha generado tanto esperanzas como dudas sobre si los gobiernos y los líderes empresariales serán capaces de cumplir con las promesas que podrían reducir significativamente el empleo del carbón como fuente de energía y detener la deforestación con el fin de, durante este siglo, limitar el incremento de las temperaturas a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
El evento de dos semanas, al que acudieron delgados de cerca de 200 países y más de 40 000 participantes registrados, culminó con un acuerdo, el Pacto Climático de Glasgow, que –por primera vez– hace un llamado a las partes a reducir progresivamente el uso incesante del carbón para generar energía y a poner fin a los subsidios ineficientes dstinados a los combustibles fósiles.
En negociaciones que se llevaron a cabo a altas horas de la noche durante el fin de semana, India y otras naciones lograron diluir el lenguaje del texto del Pacto para prevenir la eliminación total del carbón, que equivale al 46 % de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial. Fueron especialmente los países vulnerables los que estuvieron en desacuerdo con el ajuste, pero al final respaldaron el lenguaje utilizado con el fin de preservar otros aspectos del Pacto.
“A todos los delegados, quiero disculparme por cómo han sucedido las cosas, estoy realmente apenado”, dijo el presidente de la COP26, Alok Sharma, después de las negociaciones. También entiendo la profunda decepción. Pero creo, que como habrán notado, también es vital que protejamos este paquete (de acuerdos)”, añadió.
El Pacto hace énfasis en la urgencia de redoblar la ambición y las acciones durante esta década. Por ello, exhorta a las naciones a incrementar sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), en virtud del Acuerdo de París y de cara a la COP27 del próximo año que se llevará a cabo en Sharm El-Sheikh, Egipto. Anteriormente se esperaba que estos planes para reducir emisiones de gases de efecto invernadero fueran actualizados en el año 2025.
Los científicos aseguran que las emisiones de dióxido de carbono deben reducirse en 45 % para el año 2030, en relación a los niveles de 2010, y para el 2050 llegar a cero emisiones netas, para lograr la meta de 1,5 °C. Las actividades humanas ya han causado un incremento de las temperaturas globales de 1,1 °C .
Aun con todas las promesas hechas en Glasgow, las emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2030 seguirán siendo el doble de las emisiones que permitirían limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C, según la herramienta de monitoreo Climate Action Tracker. Su actualización global anual, la cual fue publicada durante la conferencia, asegura que el mundo se dirige a un calentamiento de al menos 2,4 °C.
Los acuerdos más importantes de la COP26 : |
Las partes acuerdan reducir progresivamente la incesante explotación del carbón como fuente de energía y poner fin a los subsidios ineficientes de combustibles fósiles. |
Más de 140 países acordaron detener la deforestación para el año 2030. |
Más de 100 gobiernos tienen como objetivo reducir las emisiones de metano en al menos 30 por ciento durante esta década. |
Se han comprometido más de 130 billones de dólares de capital privado para cero emisiones netas. |
Se han prometido 1,7 millones de dólares a pueblos indígenas y comunidades locales. |
Después de seis años de discusiones, se ha finalizado el reglamento del Acuerdo de París. |
China y Estados Unidos acordaron cooperar en las metas del Acuerdo de París. |
India anunció su meta de cero emisiones netas de carbono para el año 2070. |
La COP26 produjo una serie de acuerdos que sugirieron un nivel de ambición nunca antes visto en las cumbres climáticas. Coaliciones de distintos tamaños resolvieron acabar con la deforestación para el 2030, reducir las emisiones de metano en al menos 30 % durante esta década, reducir el uso del carbón, ampliar las soluciones basadas en la naturaleza, acelerar la transición hacia una agricultura sostenible y hacia un uso sostenible de la tierra, y hacer que los vehículos de cero emisiones sean la norma para el 2030, como parte de la transición hacia las energías limpias.
Después de seis años de negociaciones, un logro más fue la finalización del reglamento de París, una serie de lineamientos sobre cómo el Acuerdo de París debe ser implementado. El Artículo 6 del Acuerdo de París, que ofrece un marco para que los países puedan intercambiar créditos de carbono por medio de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) como un mecanismo para reducir emisiones, fue la pieza que sobresalió de un acuerdo que esperaba consenso sobre cómo su texto ambiguo sería implementado en la realidad.
Si bien el acuerdo final sobre este artículo se negoció para ayudar a los países a asegurar la ‘integridad de los ecosistemas’, para evitar el conteo doble de las reducciones de las emisiones y para dirigir los fondos de forma segura desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo, también permite a las empresas de combustibles fósiles continuar compensando sus emisiones –lo cual desincentiva la real reducción de emisiones, un tema que sigue siendo de gran importancia–.
La cumbre fue también escenario del anuncio de China y Estados Unidos (los dos países responsables de la mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero) de impulsar la cooperación sobre acción climática con el fin de mantener los objetivos del Acuerdo de París al alcance.
Las promesas de financiamiento climático le dieron cierta credibilidad a los principales anuncios de la cumbre, con más de 130 billones de dólares en capital privado comprometidos para transformar la economía global a cero emisiones netas por medio de la Alianza Financiera para Cero Emisiones Netas de Glasgow, que recibió el apoyo de más de 450 empresas.
En ese marco, los países de bajos ingresos hicieron un llamado a las naciones ricas a respetar sus compromisos previos y compensarlos por los daños y pérdidas resultantes de los efectos del cambio climático.
En 2009, los países desarrollados anunciaron el objetivo colectivo de movilizar 100 mil millones de dólares para el año 2020, para ayudar a que las naciones más pobres financiaran medidas de adaptación. Sin embargo, es posible que no se logre este compromiso sino hasta el 2023.
Menos del 1 % del total del financiamiento climático durante la década pasada fue destinado a proyectos de tenencia y manejo forestal liderados por pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades locales, a pesar de que la investigación muestra que bosques con propiedad legal y gestionados por las comunidades presentan bajos índices de deforestación y almacenan más carbono. Sin embargo, Bolaños también ve este financiamiento con precaución.
“El lenguaje utilizado en estas promesas y el borrador del acuerdo de la COP26 de Glasgow no es vinculante, es libre y no cuenta con una ruta de acción futura clara”, dijo. “Sin compromisos claros y viables por parte de los gobiernos con enfoques basados en los derechos humanos para lograr la conservación y gobernanza forestal, la meta de limitar el calentamiento global a 1,5 °C quedará fuera de nuestro alcance”.
La promesa de gobiernos y donantes de ofrecer 1,7 mil millones de dólares para ayudar a proteger los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales fue una “ayuda bienvenida”, según palabras de Omaira Bolaños, directora de los Programas de América Latina y de Justicia de Género de la Iniciativa para los Derechos y los Recursos (RRI). Bolaños además asegura que históricamente los derechos colectivos al territorio no han sido una prioridad de las instituciones internacionales que financian proyectos climáticos.
Los elogios a los resultados de la cumbre han sido pocos, pero los llamados a quienes diseñan políticas, así como a los líderes de empresas, para que cumplan tanto las anteriores como las nuevas promesas han aumentado. Ante el nuevo pacto para acabar con la deforestación para el 2030 (la Declaración de Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra), los críticos recuerdan la fallida Declaración de Nueva York sobre los Bosques, firmada por distintos países en el 2014 como un compromiso para reducir a la mitad la pérdida de los boques naturales para finales de la pasada década.
“Ni la evaluación de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques ni las metas identificadas ahí están en vías de alcanzarse”, dijo Stephen Leonard, abogado especialista en cambio climático y asesor de políticas relacionadas con los bosques y los ecosistemas. ¿por qué esperaríamos lograr detener la deforestación para el año 2030? Soy bastante escéptico en este aspecto”, dijo.
Hasta ahora, más de 140 países han dado su respaldo a la Declaración sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, que incluye casi al 91 % de los bosques del mundo, que actúan como sumideros vitales de carbono y hotspots de biodiversidad.
La hoja de ruta para los Bosques, la Agricultura y el Comercio de Mercancías fue otro avance clave que sirve como marco para disociar las cadenas de abastecimiento y la deforestación, que involucra a 28 países productores y consumidores, y que representa el 75 % del comercio global en productos básicos.
Otra señal promisoria provino de la Cumbre de Líderes Mundiales en la COP26, que reunió a jefes de estado durante los primeros dos días del evento, cuando la Coalición LEAF anunció que había superado el objetivo de reunir mil millones de dólares en compromisos privados para financiar la reducción de emisiones provenientes de la deforestación y la degradación de los bosques.
Ante la falta de consenso, las coaliciones voluntarias tampoco reunieron el apoyo de las naciones clave en sus respectivas promesas. Solo 11 gobiernos nacionales y subnacionales se unieron a la Beyond Oil & Gas Alliance, que busca acabar con la producción de petróleo y gas para alinearse con las metas del Acuerdo de París. Algunos de los países que más dependen del carbón, entre ellos Australia, China, India y los Estados Unidos, no fueron partícipes del acuerdo sobre carbón, mientras que Australia, China, India y Rusia se abstuvieron de unirse al Compromiso Global sobre Metano (Global Methane Pledge).
También han surgido dudas sobre la capacidad del presidente Joe Biden para cumplir las promesas de Estados Unidos y decretar ante el Congreso su agenda climática de 555 mil millones de dólares. El representante demócrata Joe Manchin, quien tiene el voto decisivo en un Senado controlado a partes iguales, y que representa el Estado dependiente de carbón de Virginia Occidental, ha obstaculizado hasta ahora la propuesta de presupuesto de Biden.
“Joe Manchin ha impedido que Estados Unidos contribuya a las soluciones” afirmó Bill McKibben, cofundador y asesor sénior de la organización internacional 350.org. “No soy optimista sobre la posibilidad de detener el calentamiento global en 1,5 °C , las promesas han sido modestas, en el mejor de los casos, y los planes para la implementación son aún más modestos”, añadió.
Mientras que se escuchaban discursos y se llevaban a cabo las negociaciones al interior de la COP, la más jóvenes se adueñaron de las calles de Glasgow para exigir acciones inmediatas para solucionar la crisis climática. A las protestas se unieron alrededor de 100 000 personas.
Desilusionada por la tardanza de los gobiernos y los líderes empresariales, la líder del movimiento Fridays for Future Greta Thunberg arremetió contra los delegados por su respuesta al cambio climático, a la que calificó como “bla, bla, bla”. Por su parte, los activistas de YOUNGO, que representan a niños y jóvenes de la CMNUCC, entregaron a la presidencia de la COP una declaración, firmada por 40 000 jóvenes, demandando cambios.
“Se prevé que las emisiones de dióxido de carbono se conviertan en el 2021 en el segundo aumento anual más grande en la historia”, señaló Vanessa Nakate, una joven activista de Uganda, en su discurso durante la cumbre. “Espero que puedan entender por qué muchos de los activistas que están aquí en Glasgow, y los millones de activistas que no pudieron estar aquí, no ven el éxito al que se le aplaude dentro de estas paredes”, sentenció.
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