Una casa inundada en Windsor, Nueva Gales del Sur, Australia, en 2022. Foto: Wes Warren, Unsplash

Viviendas no asegurables, pronto cerca de tu ciudad

La crisis climática hace que las catástrofes sean más costosas ―y pone en problemas a las compañías de seguros.
30 julio 2025
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Las compañías de seguros se dedican a gestionar riesgos. Pero, ¿podrán hacer frente al mayor riesgo de todos: la crisis climática?

A medida que las catástrofes meteorológicas, como inundaciones y sequías, se hacen más frecuentes y graves, muchas aseguradoras responden subiendo las primas hasta niveles que los propietarios ya no pueden permitirse, o negándose a asegurar algunas propiedades.

¿Estamos llegando a un futuro no asegurable? La respuesta tendrá enormes implicaciones para las inversiones, las empresas y cualquier persona que adquiera una vivienda. Mientras algunos sostienen que pronto podríamos llegar a este punto, otros afirman que aún hay formas de mantener la resiliencia de la industria.

Aumento de los riesgos, aumento de las pérdidas

Las reaseguradoras ―las aseguradoras de las aseguradoras― han encendido las alarmas sobre los crecientes riesgos climáticos.

Según Munich Re, la mayor reaseguradora del mundo, en 2024 se produjeron en el mundo 320.000 millones de dólares en pérdidas totales por catástrofes naturales, de los cuales 140.000 millones estaban asegurados.

La gran mayoría de estos daños ―el 93% de las pérdidas globales y el 97% de las pérdidas aseguradas― se atribuyeron a catástrofes meteorológicas.

El coste de estas catástrofes ha ido aumentando durante décadas, incluso teniendo en cuenta la inflación. Las pérdidas del año pasado fueron sustancialmente superiores a la media de los últimos 10 años: 236.000 millones de USD en dólares de hoy.

Las catástrofes más caras de 2024 fueron los huracanes Helene y Milton, que azotaron el sur de EE.UU., México y el Caribe, causando pérdidas por valor de 56.000 y 38.000 millones de dólares, respectivamente.

En palabras de Thomas Blunck, miembro del Consejo de Administración de Munich Re: “En el fondo, el seguro pone precio a los riesgos, lo que fomenta aún más la prevención”.

Swiss Re, otra de las mayores reaseguradoras del mundo, estimó las pérdidas globales de 2024 en 328.000 millones de dólares, de los cuales 146.000 millones estaban asegurados.

Ambas reaseguradoras citaron en sus informes la crisis climática como un factor que ha contribuido a este aumento.

En el Norte Global, es poco usual que una persona adquiera una vivienda sin seguro, ya que una catástrofe inesperada ―por ejemplo, un huracán, una inundación o un incendio― podría acabar con su bien más valioso. De hecho, a menudo se exige a los propietarios que tengan un seguro para que se les apruebe una hipoteca.

Las empresas también dependen de los seguros. Sin ellos, los activos industriales, las explotaciones agrícolas y los proyectos de infraestructuras podrían convertirse en inversiones mucho más riesgosas, sobre todo porque a menudo están fijos en su sitio y no se pueden trasladar fácilmente.

Las compañías de seguros tienen en cuenta estos riesgos crecientes y cobran de acuerdo a ellos.

En Estados Unidos, las aseguradoras han subido las primas y se han retirado de zonas que antes se consideraban a salvo de la crisis climática.

Por ejemplo, en California, un estado muy afectado por los incendios forestales, la normativa dificulta a las aseguradoras subir las primas. En cambio, algunas de ellas están cancelando o negándose a renovar las pólizas, lo que ha provocado que más de 100.000 propietarios de viviendas hayan perdido la cobertura en los últimos cinco años.

Del mismo modo, hasta una de cada diez viviendas en Canadá podría no estar asegurada debido a los riesgos de inundación, y un porcentaje similar de hogares australianos podría enfrentarse al mismo escenario en 2035.

Incendios forestales en Atenas
Incendios forestales vistos desde Atenas, Grecia, en agosto de 2021. Foto: Anasmeister, Unsplash

¿Pueden las aseguradoras enfrentar la crisis climática?

Las reaseguradoras suelen disponer de modelos que les permiten predecir las pérdidas de cada año, que suelen ir en aumento. Sin embargo, algunos años son especialmente devastadores y se conocen como años de “pérdidas máximas”.

Cuando llegan estos años de máxima siniestralidad y las compañías de seguros tienen dificultades para hacer frente a sus pagos, las reaseguradoras desempeñan un papel fundamental para ayudarles a absorber estas pérdidas.

Según Swiss Re, el último año de máxima siniestralidad fue 2017, cuando los huracanes Harvey, Irma y María azotaron Norteamérica y el Caribe y dispararon las pérdidas globales de las aseguradoras.

Aunque los años posteriores han sido más tranquilos, las previsiones de pérdidas subyacentes han seguido creciendo a su ritmo normal del 5% al 7% anual.

Las previsiones de Swiss Re estiman que las pérdidas aseguradas de este año ascenderán a 145.000 millones de dólares, cifra similar a la del año pasado. Incluso los devastadores incendios forestales de California en enero, que causaron daños por valor de 40.000 millones de dólares, podrían no encarecer demasiado el año 2025 a escala mundial.

La reaseguradora ve una posibilidad entre diez de que 2025 sea un año de máxima siniestralidad con daños superiores a 300.000 millones de dólares, pero cree que las aseguradoras primarias y reaseguradoras mundiales tienen suficiente capital para absorber este costo.

No obstante, subraya que las aseguradoras primarias y las reaseguradoras necesitan acumular suficiente capital para cubrir las crecientes pérdidas futuras.

Otro factor del aumento de los costes es la urbanización, ya que las zonas densamente pobladas suelen sufrir mayores daños cuando se ven afectadas por una catástrofe. La inflación, incluyendo los mayores costes de construcción, también hace subir el valor de las propiedades y encarece la reconstrucción.

Swiss Re cree que los gobiernos pueden mitigar estas pérdidas reforzando los códigos de construcción y mejorando las protecciones contra las inundaciones, pero estas medidas no pueden hacer mucho cuando el valor de las propiedades sigue subiendo y la urbanización continúa a una velocidad vertiginosa.

Inundación en Porto Alegre
Un residente franquea las aguas de una inundación en Porto Alegre, Brasil, en mayo de 2024. Foto: Gustavo Mansur/Palácio Piratini, Governo do Estado do Rio Grande do Sul, Flickr

Los problemas de los no asegurados

Aunque las pérdidas aseguradas están aumentando, la mayoría de las pérdidas globales por catástrofes no están aseguradas, lo que significa que los propietarios de los bienes probablemente tuvieron que absorber ellos mismos los costes.

Este es el caso típico del Sur Global, donde las pérdidas no aseguradas hacen recaer aún más los costos de la crisis climática sobre quienes menos han contribuido a ella.

Las inundaciones del año pasado en el sur de Brasil causaron daños por valor de 7.000 millones de dólares, de los cuales sólo 2.000 millones estaban asegurados. Mientras tanto, toda la región Asia-Pacífico y África perdieron 91.000 millones de dólares en activos, de los cuales sólo 16.000 millones estaban asegurados.

Y mientras que las catástrofes más caras del año pasado tendieron a producirse en el Norte Global, especialmente en términos de pérdidas aseguradas, las del Sur Global tendieron a ser más letales, según Munich Re.

El tifón Yagi encabezó la lista con 851 víctimas mortales en el sudeste asiático y China, seguido de los deslizamientos de tierra en Papúa Nueva Guinea y Kerala (India).

A menudo, las familias sin seguro afectadas por catástrofes se ven obligadas a tomar medidas a corto plazo que pueden perjudicar su salud financiera a largo plazo, como sacar a los niños de la escuela o pedir préstamos de emergencia.

Con menos personas capaces de pagar las primas, el sector de los seguros tiende a ser más pequeño que en el Norte Global, y los gobiernos suelen tener menos recursos para compensar estos riesgos.

Pero estas brechas de protección también existen en los países ricos: cuando España sufrió graves inundaciones el año pasado, menos de la mitad de los daños totales estaban asegurados.

E incluso en las catástrofes en las que la mayoría de las pérdidas están aseguradas, quienes carecen de seguro pueden sufrir golpes económicos devastadores.

Huracán María en Puerto Rico
Secuelas del huracán María en Puerto Rico, septiembre de 2017. Foto: Coast Guard News, Flickr

El futuro de los seguros

Por suerte, el sector de los seguros dispone de múltiples formas de mitigar los riesgos climáticos. Según el Boston Consulting Group, se trata de mejorar la previsión de riesgos, trabajar con contratistas que construyan edificios más resistentes y permitir a los clientes compensar las primas de seguro con medidas de mitigación.

La mitigación suele exigir que los propietarios paguen ahora un coste inicial para prepararse ante una posible catástrofe futura, algo que pueden no estar dispuestos a hacer.

Las compañías de seguros pueden ayudar compartiendo ese coste inicial con los propietarios, como se ve en el programa Build Back Better de Flood Re en el Reino Unido. Al fin y al cabo, una mejor protección también ahorra dinero a las compañías de seguros.

Permitir a las aseguradoras cobrar primas más altas en zonas de alto riesgo también podría ser una forma de incentivar la construcción en lugares menos arriesgados. Sin embargo, esto podría suponer una carga financiera para muchos hogares con rentas bajas, que no podrían permitirse trasladarse a otro lugar.

Otra forma de seguro, conocido como seguro paramétrico, se adapta bien a los pequeños agricultores de los países menos ricos.

En lugar de presentar reclamaciones después de una catástrofe, parámetros como la pluviosidad o la velocidad del viento se miden de forma proactiva y se compensan una vez alcanzado un umbral.

Esto puede permitir que los fondos se paguen más rápidamente y ahorra a los hogares y las pequeñas empresas los costos de seguimiento y verificación de las pérdidas.

Los países también pueden agruparse para formar consorcios de riesgo soberano, en los que pagan primas a una compañía de seguros que también está cubierta por un reaseguro. El riesgo compartido les permite obtener mejores condiciones que si se aseguraran individualmente y mejora su acceso a capital internacional.

Un ejemplo de ello es el Grupo Africano de Capacidad de Riesgo. Creado por la Unión Africana para ayudar a los Estados miembros a responder a los riesgos climáticos, proporciona seguros a los gobiernos y ayuda en la supervisión y planificación de contingencias.

Pero la adaptación de los seguros al calentamiento del planeta tiene un límite.

En una publicación de LinkedIn ampliamente difundida, Günter Thallinger, miembro del consejo de administración de Allianz, escribió que las catástrofes climáticas acabarán siendo tan caras que amenazarán la existencia del sector de los seguros y los fundamentos financieros del mundo moderno.

“Eso significa que no habrá más hipotecas, ni nuevos desarrollos inmobiliarios, ni inversiones a largo plazo, ni estabilidad financiera”, escribió.

“El sector financiero tal y como lo conocemos deja de funcionar. Y con él, el capitalismo tal y como lo conocemos deja de ser viable”.

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