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La provincia argentina de Córdoba, en la zona central del país, estuvo antaño cubierta de bosques espinosos y ricos pastizales. Uno de estos ecosistemas forestales, conocido como El Espinal, era una zona repleta de flora y fauna autóctonas. En los últimos 100 años, casi toda la ecorregión de El Espinal ha desaparecido. Debido a la expansión de la agricultura y las especies invasoras, hoy solo quedan parches fragmentados de este ecosistema.
Sin embargo, Analí Bustos está trabajando para recuperar la gloria de este paisaje único.
“Los bosques y los árboles hacen que la Tierra sea habitable”, afirmó la bióloga y coordinadora del proyecto de restauración forestal de la Reserva Natural Monte Alegre, quien el año pasado fue elegida por el Global Landscapes Forum como uno de sus Guardianes de la Restauración (Restoration Stewards).
Analí y su equipo han logrado avances sustanciales en este proyecto pionero: algunos animales han empezado a regresar a la reserva, los árboles están llegando a la etapa de madurez y los propietarios de las tierras han comenzado incluso a adoptar prácticas agroecológicas. Bustos espera que el gobierno argentino declare algún día la reserva como área protegida.
La bióloga espera que su trayectoria contribuya a allanar el camino para que otras mujeres y niñas trabajen en el desarrollo científico y la protección de la naturaleza.
Analí encuentra similitudes entre la forma en que las mujeres han sido tradicionalmente maltratadas en la sociedad y la forma en que se abusa hoy de la Madre Tierra. “Por eso me parece absolutamente sanador que las mujeres empezamos a ponernos al frente de los proyectos de restauración”, agregó Bustos.