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Desde su niñez en el altiplano boliviano, Dayana Blanco siempre se ha sentido profundamente conectada a su tierra y a las aguas del Lago Uru Uru, un sitio Ramsar que alberga docenas de especies de aves.
Pero los tiempos han cambiado, y las aguas del lago han sido contaminadas por la minería, los desechos plásticos y la crisis climática.
Blanco, mujer indígena aimara, intervino para salvaguardar su tierra natal.
Hoy, Blanco es cofundadora del Equipo Uru Uru, una iniciativa de base dedicada a la restauración del lago, según los principios de la cultura aimara, tales como Suma Qamaña, que se refiere al buen vivir en armonía con el planeta.
“Suma Qamaña es algo que necesitamos recuperar en esta época, en la que los peligrosos desafíos climáticos buscan desconectarnos de estos principios de respeto y cuidado de la Madre Tierra”, explica Blanco.
Para proteger el Lago Uru Uru y los medios de vida de siete comunidades indígenas que dependen de él, Blanco y su equipo utilizan el conocimiento tradicional para desarrollar soluciones basadas en la naturaleza.
Construyen balsas a partir de materiales plásticos recolectados y las cubren con plantas nativas de totora, que absorben los minerales pesados del agua.
Blanco también ha fundado Warmi Shining, una organización centrada en la educación en el altiplano boliviano de mujeres jóvenes de zonas rurales.
“El mayor reto al que me enfrento como mujer indígena es la expectativa de que quien lidera las soluciones debería ser un hombre”, dice Blanco.
“Esto refleja la persistente desigualdad de género en las comunidades indígenas, en las que con frecuencia las mujeres están confinadas a ser cuidadoras”, anade.
Blanco fue designada en el 2024 como custodia de restauración de los humedales por el Global Landscapes Forum. También fue parte de la delegación de jóvenes que participó en el Foro Mundial por la Democracia, y es una de los 25 galardonados con el Premio Young Climate, otorgado a menores de 25 años.
