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Los pueblos ancestrales cultivaron la región amazónica sosteniblemente hace más de cuatro mil años, según un nuevo estudio conducido por investigadores de la Universidad de Exeter en Gran Bretaña (UOE, por sus siglas en inglés). El documento fue publicado recientemente en Nature Plants y ofrece una mirada a las prácticas forestales antiguas que podrían proporcionar soluciones para la deforestación en la actualidad.
Un equipo multidisciplinario internacional llevó a cabo el estudio en la Amazonía brasileña, cerca de la confluencia de los ríos Amazonas y Tapajos. Esta región mantuvo poblaciones considerables durante la era precolombina y en ella se ubican varios sitios arqueológicos de su presencia.
Los puntos centrales de la investigación fueron un lago de poca profundidad, los perfiles arqueológicos del suelo y los análisis botánicos en la Floresta Nacional do Tapajós, una extensión de bosque tropical de algo más de 500 mil hectáreas que se encuentra protegida desde 1974.
Los investigadores extrajeron y analizaron muestras de sedimento obtenidas a dos metros y medio de profundidad del lecho del lago y muestras de suelo de un yacimiento arqueológico cercano. Basados en la observación del carbón, el polen y los restos de plantas en el suelo, estos perfiles les permitieron elaborar una imagen histórica de miles de años de antigüedad y dividida en tres fases.
“Lo que vemos es que la gente llegó a la zona hace 13,000 años, pero arribó a los alrededores de este lugar hace unos 4,500 años”, dijo Yoshi Maezumi, paleoecologista del Departamento de Arqueología de la UOE y autora principal de la investigación. “Las poblaciones crecieron, la cultura se hizo más compleja y la cultura material se volvió más elaborada. Así que lo que esto demuestra es que la estrategia de subsistencia que usaron era adaptativa. Se trataba de cultivar para satisfacer el aumento constante de la población o la demanda continua de subsistencia”.
Los agricultores plantaron maíz, calabaza, camote así como yuca y complementaron su dieta con pescado y tortugas. Usaron quema de baja intensidad para potenciar la fertilidad del suelo y le añadieron todo tipo de deshechos humanos y animales. El suelo enriquecido que crearon, conocido como las Tierras Negras del Amazonas (ADEs, por sus siglas en inglés), se encuentra en y alrededor de los sitios arqueológicos.
“Con la formación de estos suelos ADE se puede aumentar la producción para la subsistencia”, explicó Maezumi. “De esta forma, estas comunidades pudieron alimentar a más personas a medida que la población crecía”, añadió.
Algunas comunidades indígenas aún utilizan y elaboran ADEs, pero estas tierras negras ya no se producen a gran escala, comentó. La llegada de los colonizadores europeos puede haber sido la causa para la pérdida de esta tradición.
La creación de ADEs ricas en nutrientes también permitió que la gente se desplazara más allá del área del lago, abundante en nutrientes, hacia las tierras altas, dentro de las colinas boscosas, donde sembraron huertos y posiblemente parcelas de cultivo más grandes, agregó. “Lo que esto demuestra es que se puede permanecer en un solo lugar y usar la misma área, sin deforestar. Ellos mantuvieron algunas de las especies arbóreas forestales”.
Eso también explica por qué los bosques alrededor de los yacimientos arqueológicos tienen una mayor abundancia de plantas comestibles, con “especies domesticadas con una probabilidad cinco veces mayor de ser hiperdominantes que las no domesticadas”, según el estudio.
“Al mantener el enriquecimiento de un follaje tupido de plantas comestibles, con tala limitada para la plantación de cultivos y uso de quema de baja intensidad, se lograba garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo, a pesar de los cambios climáticos y socio-económicos, señala el reporte.
Esos métodos agrícolas contrastan nítidamente con la forma en la que hoy se cultiva en la región, donde enormes franjas de bosque tropical son quemadas, los oxisoles pobres en nutrientes son cultivados con soya o pasto y una producción que decae rápidamente después de unos pocos años. Así, como consecuencias, más y más bosque tropical debe ser destruido.
“Si se sigue haciendo esto, en algún momento se va a llegar a un punto crítico del que no habrá vuelta atrás”, advirtió Maezumi. “Entonces, las lecciones que potencialmente podemos aprender son que si se usa este suelo rico en nutrientes, se puede permanecer en un solo lugar. Es posible reutilizar la tierra una y otra vez y aun así aumentar la producción sin necesidad de provocar deforestación masiva”.
El estudio Tapajos fue parte de un proyecto de cinco años financiado por el Consejo Europeo de Investigación que analizará varias regiones del Amazonas.
Mientras tanto, los investigadores subvencionados por la Fundación para la Investigación de São Paulo (FAPESP, por sus siglas en portugués) han encontrado hallazgos similares en el sudoeste del Amazonas, cerca de la zona alta del río Madeira.
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