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Desde la COP, un análisis de las negociaciones sobre el Artículo 6 con Steve Leonard
Las negociaciones sobre el clima en la COP 25, en curso en Madrid, se han centrado en gran medida en un componente puntual del Acuerdo de París sobre el cambio climático, cuya meta principal es que los países reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero para disminuir el calentamiento global. Sin embargo, a mitad de esta Conferencia de las Partes, existe la preocupación de que un acuerdo sobre el Artículo 6 –el componente en cuestión– pueda tener efectos perjudiciales en el medio ambiente y los derechos humanos, así como socavar la esencia del Acuerdo.
“Se trata de algo menos político en términos de hacer que el Acuerdo de París se vea bien, esto se trata de dinero, ambición y del costo de las medidas”, afirma Steve Leonard, analista de políticas sobre cambio climático del Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR), quien ha participado en las negociaciones climáticas por más de una década.
En los cuatro años siguientes a 2015, cuando las partes firmaron el Acuerdo de París en la COP 21 en la ciudad homónima, se elaboró un Reglamento para dar marcos de referencia sobre cómo los firmantes deberían implementar sus compromisos en relación al Acuerdo y trabajar para alcanzar sus objetivos. La presentación del Reglamento, el año pasado, fue el resultado más importante al final de la COP 24 en Katowice, Polonia.
El Reglamento se concluyó, a excepción de un Artículo del acuerdo –el Artículo 6, que aborda el comercio y los mercados de carbono.
“Este es un asunto muy polémico”, advierte Leonard. El tema de qué hacer con los mercados de carbono ha estado dando vueltas en este proceso bajo nombres diferentes –mercados, nuevos mercados, no mercados, enfoques cooperativos– y ha pasado por todo tipo de maquinaciones por más de una década. “Este no es un tema nuevo, y por eso las partes están muy aferradas a sus posiciones al respecto”, explica.
Los intereses en estas negociaciones pueden dividirse en tres grandes categorías: de países desarrollados, países en desarrollo y partes del sector privado interesadas en el comercio de carbono, es decir, la industria de los combustibles fósiles y la aviación.
Pero el círculo no se cierra aquí, incluso los países desarrollados abordan la cuestión desde algunos ángulos diferentes. “Algunos parecen tener la intención de perjudicar el proceso; otros enfrentan dificultades para emprender acciones por el clima a nivel interno debido a que el costo es muy alto a nivel político nacional y quieren pagar a otros países para que reduzcan sus emisiones; y también aquellos que están tratando de hacer lo correcto, de conseguir salvaguardas y resultados sólidos en materia de derechos humanos”.
Las mismas direcciones se reflejan en las posiciones de los países en desarrollo, indica Leonard, además de los países que también están buscando generar ingresos de la venta de la reducción de emisiones.
En cuanto a la industria de combustibles fósiles, Leonard afirma que, en general, el objetivo que persigue hace muchos años en las negociaciones sobre el clima ha sido obstaculizar las acciones y evitar tener que reducir las emisiones, y el Artículo 6 podría ser potencialmente beneficioso en este intento.
“Ellos quieren el Artículo 6, quieren un mercado débil y quieren tener el poder de contrarrestar y retrasar la disminución gradual [de emisiones]”.
La disminución gradual de emisiones de gases de efecto invernadero es especialmente difícil para las empresas de combustibles fósiles, manifiesta el analista, pues puede mermar sus ganancias en el corto plazo, y “legalmente, si ellos no obtienen ganancias, no cumplen con las obligaciones fiduciarias que tienen con los accionistas”.
En representación de los países menos desarrollados, Tuvalu ha sido la parte principal que ha estado presionando por la inclusión de los derechos humanos y salvaguardar el Artículo 6 del Reglamento. Si los derechos humanos y las salvaguardas para las comunidades donde se realizan proyectos en la naturaleza, relacionados con el mercado de carbono, no son parte del marco de referencia, estos proyectos podrían potencialmente desarrollarse en formas que afecten los medios de vida. Leonard indica que esto sucedió en el Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto, el cual fue un error que no debería repetirse.
“Algunos países que quieren que exista comercio de carbono saben que es bueno garantizar el respeto por los derechos humanos y tener salvaguardas porque ayudan a eliminar los riesgos y es apropiado contar con el mecanismo para dar legitimidad”, detalla Leonard. “Sin embargo, y desafortunadamente, todo lo que hemos visto aquí es el debilitamiento de las salvaguardas y la última versión del borrador sobre la decisión, que fue publicado durante el fin de semana, ha eliminado todas las referencias a los derechos humanos. Esto es una gran preocupación”, señala.
Las negociaciones sobre el texto de los Artículos es un proceso altamente técnico, y con frecuencia los resultados dependen de los detalles. Actualmente, el texto del Artículo 6 se divide en dos secciones: una que incluye las decisiones de la COP y otra que es un anexo, que sirve de Reglamento. El anexo contiene texto substantivo del marco de referencia, mientras que las decisiones de la COP describen de manera más general los pasos siguientes que deben adoptarse en los mercados de carbono.
“Gran parte del texto incluido en el anexo ha sido colocado en la parte de las decisiones de la COP, por lo que las cosas, incluyendo las salvaguardas, están siendo puestas en la sección de ‘lo que haremos después’”, revela Leonard. Esta sección “tan difícil” está desbordándose ahora, dice.
Mientras que un resultado sobre el Artículo 6 este fin de semana podría servir como un ‘momento político’ para el final de la COP, Leonard y otros críticos son cautelosos en relación a los peligros que serían incluidos en el Reglamento y preferirían que se retrasara y se negociara más para lograr algo que sea mejor para las comunidades que se encuentran en el terreno.
“Si hay algún resultado aquí que permita el comercio de emisiones y cualquier compensación de suma cero, e incremente los riesgos de los defensores de los bosques en la primera línea, eso desvirtuaría el Acuerdo de París”, dice Leonard. “Y por esa razón, prefiero no ver ningún resultado a ver un resultado malo, y no me incomoda en lo absoluto. Esta es una maratón, es una partida larga. El Acuerdo de París está aquí para quedarse”, sentencia.
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