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Los enfoques que las comunidades científicas están adoptando para combatir las crisis globales del COVID-19, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad se asemejan a las matrioshkas rusas. La primera matrioshka es el enfoque Una Sola Salud, en el que se encuentran los campos de salud humana, salud animal y salud ecológica. Sin que se les aborde en conjunto, los desastres en cada uno serán inevitables.
La salud ecológica, a los ojos de un número creciente de científicos ambientales y responsables de la toma de decisiones, está vinculada a un enfoque conocido como el “enfoque de paisajes”. El enfoque de paisajes busca idear nuevas formas de manejar sosteniblemente las tierras y los ecosistemas del mundo, al incluir a todas las partes interesadas involucradas en cada uno de ellos, desde los niños que un día heredarán las tierras ancestrales hasta los financiadores y los presidentes. Este enfoque es la base del Global Landscapes Forum (GLF), la mayor plataforma a nivel mundial guiada por el conocimiento y la ciencia para el uso sostenible de la tierra, y se está integrando cada vez más en las políticas, las finanzas y otros campos científicos.
En un año histórico para la biodiversidad, con el plazo para las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica llegando a su fin y a la luz del COVID-19, el GLF organizó un evento digital los días 28 y 29 de octubre al que llamó Conferencia Digital ‘GLF Biodiversity: Un Mundo, Una Sola Salud’. El tema central del evento fueron los vínculos inextricables entre la pérdida de la biodiversidad y las pandemias globales. Sin embargo, durante los dos días del evento, quedó claro que el asunto subyacente era otro, más extenso: el enfoque de paisajes y el enfoque Una Sola Salud pueden integrarse y tener un mayor impacto (puede leer el resumen del primer día del evento aquí).
“La salud siempre ha sido un resultado esperado del enfoque de paisajes”, dijo John Colmey, director general del GLF. “Lo que hemos aprendido aquí es que también debe de ser un objetivo. Un ponente tras otro ha destacado la importancia de reunir a estas dos comunidades colaborativas, multidisciplinarias y multisectoriales, e integrar One Heath [Una Sola Salud] en el enfoque de paisajes y en todas nuestras reflexiones. Esta podría ser la última barrera entre sectores que rompemos”, afirmó.
El evento incluyó 50 reuniones científicas, plenarias, diálogos juveniles, tours virtuales de ecosistemas y proyección de documentales, en los que participaron cerca de 5000 personas de 119 países. En el evento también se presentaron 15 libros blancos que contribuyeron con el conocimiento de las organizaciones participantes, incluyendo diferentes agencias de la Organización de las Naciones Unidas, WWF, el Banco Mundial y CIFOR-ICRAF, miembro fundador del GLF.
Para muchos, el enfoque de paisajes estaba directa e indirectamente situado como una parte fundamental para reducir la curva de la pérdida de biodiversidad y, por lo tanto, para reducir la curva de transmisión de enfermedades, o prevenir que se forme la curva.
La historia de la biodiversidad comenzó hace unos 13,8 mil millones de años, cuando el Big Bang creó los elementos que hoy forman al planeta Tierra. Fue hace 3,7 a 4 mil millones de años que estos elementos comenzaron a combinarse para crear diferentes formas de vida que evolucionaron en los 8,7 millones de especies que conocemos hoy. “La vida en la Tierra es una máquina bioquímica”, aseguró Shahid Naeem, un renombrado ambientalista que preside el Departamento de Ecología, Evolución y Biología Ambiental de la Universidad de Columbia. “Es esta química la que hace que nuestro clima tenga el balance correcto, nuestro aire sea respirable, nuestra agua potable y nuestros suelos fértiles”, destacó.
Ahora, la biodiversidad está en un momento decisivo. Se está perdiendo a una “velocidad sin precedentes”, de acuerdo al reporte divulgado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, discutido en el evento, y que da seguimiento al extraordinario reporte del año pasado de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), que advirtió que un millón de especies están camino a la extinción. Ambos documentos dejaron claro que el deterioro de la biodiversidad significa también el deterioro de la salud humana y la salud del planeta.
“Es tan importante preservar la biodiversidad para nuestros alimentos, nuestra energía, nuestras medicinas, nuestras ropas y nuestras vidas”, explicó Bård Vegar Solhjell, director general de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (NORAD, por sus siglas en inglés).
“Cambiar nuestro uso del suelo y preservar la naturaleza es lo más importante que debemos hacer. Simplemente debemos de cuidar mejor nuestros hábitats naturales […] Y tenemos que hacer que el uso del suelo sea un tema prioritario en los debates internacionales sobre sostenibilidad”.
“Estamos viviendo la sexta extinción masiva”, advirtió Robert Nasi, director general del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), quien además destacó que cuatro de las últimas cinco fueron a causa del cambio climático. “Los científicos necesitan ver cómo funcionan los sistemas, cómo pueden reunir a las ciencias sociales y a las ciencias biofísicas para entender lo que sucederá”.
El año 2020 marcó la fecha límite para lograr las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica. El conjunto global de metas de biodiversidad imperó durante la última década, sin que ninguna de ellas se lograra, incluyendo la implementación del Protocolo de Nagoya que aborda la biodiversidad genética, y cuyo décimo aniversario coincidió con el segundo día del evento del GLF.
El sentimiento durante los dos días del evento fue agridulce: el mundo ha fallado en la conservación de la biodiversidad, pero el marco en desarrollo para la siguiente década, la “agenda 2030” que será negociada y adoptada por las partes de la ONU el próximo año, ofrece una oportunidad para una reforma masiva y para actuar con ambición, incluyendo el reconocimiento expreso del papel de la biodiversidad en la prevención de enfermedades y en la mitigación y la adaptación al cambio climático.
“Que nuestras deliberaciones sean congruentes con las advertencias que nos da la Madre Tierra”, pidió un líder espiritual de Kirguistán durante la bendición del evento.
“El marco posterior al 2020 se construye sobre la teoría de cambio que busca lograr la transformación de la relación de la sociedad con la biodiversidad”, afirmo Johan Meijer, investigador de la PBL Netherlands Environmental Assessment Agency (agencia de los Países Bajos). “El marco propone una serie de metas para reducir varias de las amenazas a la biodiversidad y para asegurar el uso sostenible de la biodiversidad para cubrir las necesidades de las personas […] Como la mayoría de estos desafíos son gestionados a nivel de paisajes, realmente me preocupa que el concepto del enfoque de paisaje no sea todavía parte del marco posterior al 2020 y la teoría de cambio subyacente”.
Diferentes ponentes calificaron a la década que comienza como la “década decisiva” para el futuro de la humanidad. Y resaltaron la urgencia de la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de Los Ecosistemas, que comienza el año que viene como una forma de abordar los desafíos de Una Sola Salud por medio de la restauración de dos mil millones de hectáreas de ecosistemas degradados del mundo mediante la aplicación del enfoque de paisajes.
“Estamos en medio de esta pandemia, que es una pesadilla”, señaló Christopher Knowles, experto en financiamiento sostenible, quien ahora trabaja como asesor de la nueva plataforma de financiamiento sostenible de los Paisajes Resilientes de CIFOR-ICRAF. “Muchas personas dirán que lo primordial son la recuperación social, económica y de la salud. Pero pienso que también necesitamos recordar que si no contamos con la naturaleza, no tenemos una economía que recuperar”.
De acuerdo a un reciente reporte que estuvo entre los titulares y que fue publicado por la firma de seguros Swiss Re, 42 mil millones de dólares americanos, más de la mitad del PIB del mundo, dependen de la biodiversidad y uno de cada cinco países tienen ecosistemas que están en riesgo de colapsar debido a la pérdida de biodiversidad. Para proteger la biodiversidad y los paisajes sostenibles, el déficit financiero anual asciende a entre 600 y 800 dólares americanos, según Knowles.
De acuerdo a información del Global Virome Project, cuatro mil millones de dólares podrían financiar la investigación que se necesita para identificar todas las enfermedades infecciosas con el potencial que provocar otra pandemia global.
Mientras que anualmente se destinan 5,2 billones de dólares a subsidios para los combustibles fósiles.
“No hay alternativa, se deben redireccionar los subsidios que dañan a la naturaleza”, agregó Carole Dieschbourg, Ministra del Ambiente, el Clima y el Desarrollo Sostenible de Luxemburgo, quien ha sido fundamental en establecer al país como un referente financiero sostenible a nivel mundial. “El PIB es considerado como el indicador más importante para medir el éxito, pero no es la realidad. Dependemos de indicadores muy simplistas y únicos, mientras que el mundo es más complejo”, aseguró.
Parte de la carga financiera recae en el liderazgo global que demanda la rendición de cuentas de los inversionistas para promover la conservación de los ecosistemas y evitar el greenwashing (práctica que utiliza el impacto medioambiental con fines de publicidad engañosa).
“Los gobiernos deberían decir a los bancos de desarrollo que utilicen su dinero y poder de convocatoria para convertirse en modelos a nivel mundial al reportar sus impactos sobre la degradación de la tierra, la biodiversidad y el cambio climático”, sostuvo Sir Robert Watson, director del grupo de científicos que asesoró la Síntesis del Reporte de la Evaluación Global del Programa para el Medio Ambiente de la ONU.
Pero para que el financiamiento logre un cambio transformador, debe ponerse en las manos de las comunidades locales de acuerdo a sus necesidades. Esto requiere intermediarios, entre los inversionistas y aquellos a quienes llega el dinero, así como facilitar el acceso al financiamiento a las personas que viven en áreas rurales y remotas. “Hay una parte entera de nuestro ecosistema que no está conectado a los mercados tradicionales”, detalló Jennifer Pryce, CEO de inversión sostenible de la firma Calvert Impact Capital.
“No pueden ir a un banco y obtener un préstamo. Sus negocios son tal vez percibidos como muy riesgosos, así que ir y encontrar financiamiento en mercados de capital o reunir capital es muy difícil. Por los que quedan fuera, se quedan rezagados. Esto es con frecuencia lo que vemos con estas inversiones locales comunitarias que están realmente en el centro de la conservación de la biodiversidad de nuestro planeta”.
Cuatro de los 36 centros de biodiversidad del mundo se encuentran en Hindú Kush en el Himalaya, macizo montañoso que se extiende a lo largo de ocho países del sur y del centro de Asia. Cerca de dos mil millones de personas viven a estas alturas y en las cuencas de los ríos, donde los alimentos producidos satisfacen a casi la mitad de la población mundial total. Sin embargo, entre el 70 y 80 % de sus hábitats naturales han sido alterados o se han perdido durante los últimos cinco siglos debido al uso de la tierra y al cambio climático, y con las tendencias actuales de emisiones de gases de efecto invernadero se espera que 64 % de sus glaciares se derritan.
“Si algo sucede aquí, todo el planeta lo notará, las montañas son cruciales en lo que respecta al cambio climático”, indicó Eklabya Sharma, director general adjunto de ICIMOD. “La biodiversidad es el sostén vital de la región Hindu Kush del Himalaya y del planeta”.
La pandemia del COVID-19 ha exacerbado las amenazas locales y globales a la seguridad alimentaria, al acceso a agua limpia, a los medios de vida, a la conservación de los ecosistemas y a la mitigación del cambio climático, lo que hace del Hindu Kush del Himalaya un ejemplo modelo para la integración de los sectores y de las dimensiones sociales cruciales para la prevención y para actuar ante las actuales crisis de pandemias, cambio climático y la rápida pérdida de biodiversidad. Los líderes políticos y los gobiernos, los científicos, las organizaciones internacionales, el sector financiero privado, los líderes espirituales y los comunidades indígenas y locales, todos deben unir sus fuerzas para proteger esta región, opinó Sharma.
Gestionar la región en estos tiempos de crisis significa trabajar más allá de los límites establecidos, ejemplificados en las cuatro regiones transfronterizas que atraviesan el Hindu Kush del Himalaya para proteger los ecosistemas naturales que se extienden más allá de los bordes de los países.
De la misma forma, en África, el analista político John Ajjugo, señaló la importancia de un proyecto transfronterizo social y ecológico que abarque Etiopía, Kenia, Sudán del Sur, y Uganda para permitir el movimiento seguro de pastores migrantes. Expertos de la región del Amazonas, Indonesia y de los pastizales de Asia Central compartieron casos de estudios con el mismo mensaje, uno que refleja los enfoques de Una Sola Salud y de paisajes y sus intentos para romper con los silos institucionales, y por trabajar a través de las divisiones nacionales, subnacionales y sectoriales.
COLANDS, una colaboración para operacionalizar los enfoques de paisajes para la naturaleza, el desarrollo y la sostenibilidad, es el proyecto distintivo del enfoque de paisajes, que se implementa en contextos hiperlocalizados en tres países para desarrollar un marco aplicable a nivel mundial.
En una sesión organizada por los investigadores James Reed y Terry Sunderland, dos de los diseñadores clave del enfoque de paisajes, Reed advirtió que el éste requiere “la interacción entre las instituciones locales, las organizaciones de investigación y los socios políticos, aunque no tiene un buen antecedente de trabajo conjunto. Cuando se aplica el enfoque de paisajes es importante estár conscientes de aquellas áreas en las que no existe interacción o incluso donde hubo conflicto en el pasado”, expresó.
Peter Daszak, un especialista en enfermedades de animales silvestres, que lidera la organización sin fines de lucro EcoHealth Alliance, con sede en Nueva York, destacó la colaboración necesaria para prevenir futuras pandemias. “Los virus no entregan papeles en migración al cruzar las fronteras”, dijo en la sesión plenaria. “Solo pasan. No les importa qué tan rico seas”. Christiane Paulus, quien encabeza la agencia de conservación de la naturaleza del Ministerio Federal del Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear del Gobierno de Alemania, hizo eco de sus palabras al opinar sobre el enfoque de paisajes. “La restauración de los ecosistemas puede ofrecer no solo beneficios económicos, sino también una visión que va más allá de las disciplinas individuales, las fronteras y los intereses. Ese mensaje es que podemos restaurar nuestro futuro”.
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