La crisis del COVID-19 ha reducido los viajes, la actividad industrial y la generación de electricidad, pero la caída de las emisiones en 2020, de hasta un 7 %, vinculada a la pandemia tendrá un impacto insignificante en el cambio climático. Según el Informe sobre la Brecha de Emisiones, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), esta caída se traduce en una reducción de solo 0,01°C del calentamiento global para 2050, por lo cual el mundo aún se mantiene encaminado hacia un aumento de la temperatura de 3,2°C para este siglo.
Sin embargo, las medidas decisivas de recuperación ecológica aún pueden marcar la diferencia. Integrar la acción climática en paquetes de estímulo podría reducir hasta un 25 % las emisiones de gases de efecto invernadero previstas para 2030 según las políticas vigentes antes del COVID-19, indica el informe, y con ello acercar al mundo al cumplimiento del objetivo del Acuerdo de París sobre el cambio climático de mantener el calentamiento global a 2°C o menos con respecto de las temperaturas en la era preindustrial.
“El año 2020 va en camino de ser uno de los más cálidos jamás registrados, con incendios forestales, tormentas y sequías que continúan causando estragos”, señaló la directora ejecutiva del PNUMA Inger Andersen, a propósito de la publicación del informe. Este documento que se publica anualmente, evalúa las estadísticas más recientes sobre la diferencia entre los niveles de emisiones previstos y las emisiones limitadas que permitirían alcanzar el objetivo de 2°C del Acuerdo de París. En un comunicado, Andersen instó a los gobiernos a “respaldar una recuperación ecológica en la próxima etapa de las intervenciones fiscales del COVID-19 y aumentar significativamente sus ambiciones climáticas en 2021”.
Las medidas prioritarias incluyen el apoyo directo a las tecnologías e infraestructuras de cero emisiones, la reducción de los subsidios a los combustibles fósiles, la no construcción de nuevas plantas de carbón y el impulso de las soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración del paisaje a gran escala y la reforestación.
Hasta ahora, existe una “gran discrepancia” entre la ambición de las promesas de los países de lograr cero emisiones netas para mediados de siglo y las políticas reales a corto plazo que harían posibles esos objetivos, indica el informe del PNUMA. Esto se aplica tanto a los paquetes de recuperación de la pandemia como al “nivel insuficiente de ambición” en los compromisos de reducción de emisiones que los países asumieron con el Acuerdo de París, llamados Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), que deben actualizarse antes del 31 de diciembre.
Al cierre del Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020, 126 países responsables del 51 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero habían adoptado, anunciado o estaban considerando metas de neutralidad de emisiones. No obstante, hasta ahora los países miembros del G20 están gastando un 50 % más en sus paquetes de estímulo y rescate en sectores ligados a la producción y el consumo de combustibles fósiles, que en energía baja en emisiones de carbono, dijo el secretario general de la ONU António Guterres durante la cumbre sobre Ambición Climática 2020 en línea, convocada conjuntamente por la ONU, Francia y Reino Unido para el 12 de diciembre.
“Esto es inaceptable”, enfatizó durante el evento que reunió a más de 70 líderes mundiales para conmemorar el quinto aniversario del Acuerdo de París. “Los billones de dólares que se necesitan para la recuperación de la COVID-19 son dinero que estamos pidiendo prestado a las generaciones futuras. Esto es una prueba moral. No podemos usar estos recursos para establecer políticas que carguen a las generaciones futuras con una montaña de deudas en un planeta roto”. En consecuencia, Guterres instó a todos los gobiernos a declarar el Estado de Emergencia Climática hasta que se alcance la neutralidad de carbono, como ya lo han hecho 38 países.
Según el informe, los niveles de ambición del Acuerdo de París deben triplicarse, aproximadamente, para limitar el calentamiento global por debajo de 2°C y aumentarse al menos cinco veces para limitar el calentamiento a un 1,5°C. Los países tienen un año para intensificar la acción climática antes de la próxima ronda de conversaciones climáticas, o COP 26, que tendrá lugar el próximo año en Glasgow, Escocia, y la cual fue aplazada desde noviembre debido a la pandemia.
Los líderes mundiales tienen un papel importante que desempeñar, pero también cada individuo de la sociedad y el sector privado. Por ejemplo, el informe señala que alrededor de dos tercios de las emisiones globales están vinculadas a hogares particulares, y que los sectores movilidad, vivienda y alimentación contribuyen aproximadamente al 20% de las emisiones relacionadas con el estilo de vida.
Si bien esto concierne a todos, el segmento de la población con más ingresos tiene la mayor responsabilidad: las emisiones del 1 % más rico de la población mundial representan más del doble que las del 50 % más pobre. “La élite deberá reducir su huella 30 veces para mantenerse en línea con los objetivos del Acuerdo de París”, sostiene el informe.
Las acciones para apoyar y permitir un menor consumo de carbono incluyen sustituir los vuelos domésticos de corta distancia por viajes en tren, crear incentivos e infraestructura para permitir el uso de bicicletas y automóviles compartidos, mejorar la eficiencia energética de las viviendas y diseñar políticas para reducir el desperdicio de alimentos. El informe también analiza de cerca los sectores del transporte marítimo y la aviación, que representan el 5 % de las emisiones globales. Las mejoras en la tecnología y las operaciones pueden aumentar la eficiencia en el uso del combustible, pero los aumentos proyectados en la demanda indican que esto no dará como resultado reducciones absolutas de dióxido de carbono, predice el informe. “Ambos sectores deben combinar la eficiencia energética con un rápido abandono de los combustibles fósiles”, recomienda.
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