Parque eólico en Montenegro. Appolinary Kalashnikova, Unsplash

Energía eólica: Estudio revela su potencial para ayudar a mitigar la crisis climática

Cómo está evolucionando la demanda y qué se necesita para impulsar su desarrollo

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La cantidad de viento que circula en el planeta podría satisfacer el equivalente a varias veces la demanda mundial de electricidad. Sin embargo, en el 2019, el 63.3 % de la electricidad mundial todavía provino de combustibles fósiles, principalmente carbón y gas, lo que contribuyó de manera significativa a las aproximadamente 33 gigatoneladas de dióxido de carbono emitidas en ese año.

Según un estudio reciente, la energía eólica podría tener un papel más destacado que el que tiene actualmente en el abordaje de la crisis climática. Mientras que el mundo busca alinearse a la meta establecida por el Acuerdo de París de contener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados Celsius, los hallazgos del estudio arrojaron un dato clave: extender la capacidad de generación de energía eólica del mundo podría reducir el calentamiento global entre 0.3 y 0.8 grados Celsius para el 2100.

La investigación también analizó las tendencias de crecimiento de la energía eólica entre las cuatro principales economías mundiales responsables de la generación de gases de efecto invernadero: China, Estados Unidos, la Unión Europea e India.

La energía eólica ha crecido notablemente en las últimas dos décadas. Las autoras del estudio determinaron que la capacidad de generar energía eólica creció aproximadamente 14 % anualmente, entre 2006 y 2020. Sin embargo, aprovechar su potencial para la mitigación del cambio climático significaría un incremento veloz en la infraestructura de energía eólica, y capitalizar la extensa disponibilidad del recurso así como la disminución de los costos de instalación.

Rebecca Barthelmie y Sara Pryor, profesoras de la Universidad Cornell y autoras de la investigación, querían saber en qué medida la expansión de la energía eólica podría acelerarse si los gobiernos la hicieran una prioridad, en lugar de depender principalmente de las fuerzas del mercado para lograr este crecimiento.

“Si existiera la voluntad política detrás de la energía eólica, ¿cuál sería la diferencia? Creo que lo hemos mostrado, la diferencia es significativa”, dijo Barthelmie.

Planes para la transición energética

De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la energía eólica generó cerca del 6 % de la electricidad a nivel mundial durante el 2020. Ese año vio un incremento récord de 93 gigavatios en la capacidad de generación de la energía eólica, y tres cuartos de esta energía provinieron de China y Estados Unidos.

Sin embargo, el Consejo Global de la Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés), con sede en Bruselas, afirma que el crecimiento anual de la energía eólica debería triplicarse para el año 2030 a 280 megavatios, para lograr mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados Celsius. Actualmente, el mundo produce 743 gigavatios de energía eólica, compensando la emisión anual de 1.1 mil millones de toneladas de dióxido de carbono.

Estados Unidos planea reducir sus emisiones de carbono en al menos 55 % para el año 2030 y lograr la neutralidad de sus emisiones de carbono para el 2050. WindEurope reportó que Europa también planea agregar 15 gigavatios de infraestructura de energía eólica cada año, por los próximos cinco años, pero para lograr los objetivos propuestos para el 2030, debe crecer 27 gigavatios cada año. Mientras tanto, Estados Unidos logró su objetivo del año 2020, que consistió en instalar 113 gigavatios en total, y planea acumular la instalación de 224 gigavatios para el 2030, y 404 gigavatios para el 2050.

China planea que sus emisiones lleguen a su nivel máximo en el año 2030 y lograr la neutralidad en sus emisiones de carbono para el año 2060. Con este objetivo, instaló 45.4 gigavatios de infraestructura de energía eólica el año pasado (lo que no incluye las instalaciones de finales del 2019 que fueron conectadas a la red eléctrica en el 2020).

India, economía que actualmente ocupa el cuarto lugar (incluyendo a la Unión Europea) en cuanto a sus emisiones de gases de efecto invernadero, no ha establecido un plazo para lograr cero emisiones netas de carbono, y el año pasado aumentó su capacidad de generación de energía eólica en solo un gigavatio, para alcanzar un total de 39 gigavatios. Sin embargo, el GWEC reportó que se espera que la India expanda su capacidad de energía eólica en 20.2 gigavatios entre 2021 y 2025.

Las aspas de una turbina de viento pueden llegar a medir hasta 100 metros de largo. Dominik Kempf, Unsplash

Una opción, mas no la solución

Mientras que la demanda por el poder del viento ha aumentado en los últimos años, aún existen obstáculos que podrían entorpecer su desarrollo. Los cambios globales en las corrientes de vientos, como consecuencia del cambio climático, podrían afectar la disponibilidad del recurso. Sin embargo, el viento varía naturalmente, incluso entre décadas, y no existe suficiente investigación al respecto.

Dada la creciente demanda de energía eólica podrían surgir cuellos de botella a lo largo y ancho de la cadena de suministro de fabricación. Podría ser difícil establecer rápidamente un abastecimiento de ciertas materias primas necesarias para las turbinas de viento, tales como el cobre y el disprosio, a menos que los diseños en el futuro puedan prescindir de estos materiales. La capacidad de manufactura y los recursos humanos también tendrán que ampliarse para satisfacer la creciente demanda de energía eólica.

Barthelmie señaló, además, que los procesos relacionados con los permisos pueden ser bastante complejos y deberían ser simplificados.

“Se  requiere organizar los envíos, entregar las turbinas de viento, tener personal, y el clima a tu favor si las turbinas están en el mar” dijo Barthelmie. “Es un proceso bastante complicado. Creo que podríamos resolver de alguna forma los permisos para hacerlo más transparente, sencillo y equitativo”.

Sin embargo, se espera que  los avances tecnológicos reduzcan los costos de la energía eólica y que permitan el aprovechamiento del viento lejos de las costas, como expandir el uso de infraestructura que flote en el mar y que aproveche el viento en áreas de aguas profundas. Las autoras del estudio señalaron que los bajos precios de esta energía renovable han sido ya un incentivo para invertir en este tipo de producción de energía.

Barthelmie no cree que el ritmo actual de decarbonización de la energía –como el desarrollo de mayor capacidad para la energía eólica– sea suficiente para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados Celsius. Sin embargo, ella describió la decarbonización de la electricidad como una “opción al alcance de la mano”.

“Si migramos hacia un sistema eléctrico bajo en carbono, la gente podrá seguir encendiendo sus luces. Sus cuentas por pagar seguirán siendo más o menos las mismas. No se trata de pedir a nadie que cambie su estilo de vida, lo que la convierte en una razón más para presionar a que se logren este tipo de cambios”, concluyó.

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