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Por José Carlos García Morales, Camino Verde (GLFx Amazonía Peruana)
Se dice que si, en una noche de luna llena, coges una abeja reina, aprietas su abdomen y te untas los párpados con el líquido que sale de él, podrás ver temporalmente todos los nidos de abejas del bosque en la oscuridad.
También se dice que la mejor manera de deshacerse de un nido de la abeja cortapelo o arambaza (Trigona amalthea), es hacer caca en el suelo bajo el nido.
Así es. Algunos dicen que el olor hará que el nido caiga y las abejas huyan, ¡y entonces la gente podrá venir a recoger la miel!
He oído muchas historias y mitos locales a lo largo de los años que llevo estudiando y protegiendo a las abejas.
Hace más de 16 años que llegué a Loreto, la región más septentrional de Perú, situada en la selva amazónica. Estaba trabajando en un proyecto de fin de carrera de agronomía en España.
Hice innumerables visitas para observar las granjas y sus cultivos, analizando problemas agrícolas como plagas y enfermedades.
En una de estas visitas, un agricultor me contó que las abejas dañaban sus marañones. Estas abejas pican los marañones, reduciendo su capacidad de ser comercializados en la cercana ciudad de Nauta, donde estos aldeanos vendían sus productos.
Tiempo después, a orillas del río Marañón, en otra comunidad llamada San Jacinto, los lugareños me mostraron una caja de madera con insectos que entraban y salían.
Querían abrirla para enseñarme lo que había dentro, pero tenía miedo de que me picaran. Hasta que me dijeron que esas abejas no pican.
Imagínense mi asombro cuando vi con mis propios ojos una colonia de abejas que ni siquiera intentó picarnos.
De vuelta en la ciudad de Iquitos, la capital regional de Loreto, donde tenía electricidad y algo parecido a una conexión a Internet, investigué sobre estas abejas sin aguijón, también conocidas como meliponinas.
Llevo más de 13 años enseñando a criar y mantener abejas nativas sin aguijón. Enseño sobre las abejas en diferentes cuencas fluviales del Amazonas y en un número significativo de comunidades, tanto nativas como mestizas.
Con su gran variedad de ecosistemas y biodiversidad, el Amazonas también es conocido como el banco mundial de las abejas sin aguijón. Estas abejas polinizan entre el 38% y el 90% de las especies silvestres de la región amazónica.
Los pueblos indígenas de la región amazónica conocen desde hace mucho tiempo las leyendas de estas abejas nativas y la forma de extraer su miel como alimento y medicina.
Pero estas abejas también son importantes por otras razones. Son especialmente sensibles a la deforestación, lo que las convierte en un buen indicador de la salud de los bosques. Ahora son cada vez más difíciles de encontrar en las regiones selváticas de mayor altitud, donde la actividad humana está más extendida.
Quizá se pregunten: ¿cómo son estas abejas? Aunque no pican y muchas tienen un comportamiento dócil, disponen de otras estrategias defensivas para protegerse de posibles depredadores. Los nidos están cubiertos, normalmente resguardados en cavidades o huecos dentro de los árboles y rodeados de batumen —una sustancia dura fabricada por las abejas—.
La entrada a los nidos es estrecha y está cubierta de resinas o semillas repelentes, lo que impide la entrada de intrusos. La longitud de la entrada es una medida de qué tan fuerte es la colmena y constituye un importante mecanismo de defensa. Las abejas también se defienden mediante diversos patrones de comportamiento.
Las abejas guardianas vigilan permanentemente las entradas de los nidos. Cuando se sienten atacadas, la colmena reacciona en masa, ya sea escondiéndose en el nido o saliendo para enfrentarse al agresor. Las abejas desprenden resinas pegajosas o se enredan en el pelo del intruso.
En las colmenas sanas, la mayoría de las abejas se dedican a producir miel.
Pero cada vez es más difícil encontrar colmenas sanas.
Aunque la Amazonía peruana está dotada de numerosos recursos naturales, como las colmenas de abejas sin aguijón, ricas en miel, estos recursos a veces se destruyen por ignorancia.
En el caso de las colmenas nativas de abejas sin aguijón, las colonias suelen destruirse cuando los residentes locales las visitan para extraer miel.
La mayoría de la población local no conoce la apicultura sostenible, y la mayoría de las instituciones gubernamentales, universidades y centros de investigación de Perú aún no cuentan con programas para el estudio y la promoción de la meliponicultura, es decir, la cría y el manejo de abejas sin aguijón.
La meliponicultura en Perú se realiza de forma tradicional, pero su escala es mínima. Sólo en contadas ocasiones se sabe cómo multiplicar o fortalecer una colonia de abejas sin aguijón.
Tradicionalmente, los habitantes de la Amazonía peruana obtienen miel de abejas nativas —vivas o muertas— de nidos silvestres en la selva que encuentran, luego de una larga búsqueda, normalmente en el hueco del tronco de un árbol.
A continuación talan el árbol, abren el tronco para acceder a la estructura de la colmena, donde se encuentran la miel y el polen, y extraen esos productos, incluido el alimento para las celdas de cría.
Esto deja la colmena devastada en medio del bosque, dejándola morir y llevándose consigo poblaciones enteras.
En las comunidades indígenas y mestizas, la miel de abejas nativas se vende en mercados informales o se intercambia por productos de primera necesidad. También se utiliza para preparar bebidas alcohólicas.
Sin embargo, algunos grupos indígenas de la Amazonia siguen utilizando esta miel para medicinas tradicionales.
Los pueblos kukama-kukamiria, shawi, kichwa, maijuna y mestizos tienen recetas para curar o tratar enfermedades como la gripe, la bronquitis, la infertilidad, el reumatismo, la tos ferina, la anemia y la artritis. También utilizan la miel para fortalecer la sangre, el cuerpo y el espíritu.
Algunos también recogen el polen de las abejas para preparaciones medicinales. La cera de abeja se utilizaba tradicionalmente para tapar los agujeros de las canoas y para encerar la cuerda de los arcos de caza. Hoy, la mayor parte de la cera, el propóleo y el batumen no se utilizan. En cambio, estos subproductos suelen arrojarse al bosque como residuos a pesar de sus beneficios y usos.
La miel nativa suele venderse en botellas de plástico reutilizadas de refrescos u otras bebidas. El precio por botella oscila entre 10 y 40 PEN (3-10 USD), y suelen venderse en la propia comunidad o en comunidades cercanas. Algunos productores o extractores venden la miel en Iquitos, donde pueden cobrar precios más altos.
Los productos apícolas como la miel y el polen se venden en los mercados locales a bajo costo y sin control sanitario. Sin embargo, algunas instituciones civiles están recuperando y potenciando los conocimientos tradicionales de la meliponicultura, reconociendo su valor como eslabón clave para la supervivencia de los ecosistemas amazónicos.
Los Maijuna tienen una canción tradicional que hace referencia a la abeja nativa, imitando el zumbido de las abejas en su ronda diaria.
Afortunadamente, el conocimiento de la meliponicultura se está extendiendo y hace que cada vez más personas se interesen por la gestión sostenible y el estudio de las abejas nativas de la Amazonía.
Actualmente existe muy poca producción de miel de abejas nativas en la selva baja peruana y en Perú en su conjunto. A pesar del alto valor medicinal y comercial de la miel melipona, la meliponicultura aún no ha sido promovida en Perú como lo ha sido en México, Colombia y Brasil.
El uso de las abejas y la miel por parte de la población local sigue formando parte de la vida cotidiana y la medicina tradicional en la Amazonía. Pero con la desaparición de los bosques primarios y la extracción insostenible de colmenas, las abejas meliponas sin agujón ya no se encuentran en muchas partes de la selva alta.
Sin embargo, existe un gran potencial para adoptar la meliponicultura sostenible y comercializar esta miel en Perú. Ya existe una gran demanda local de este producto, y Perú importa cientos de miles de kilogramos de miel al año.
Además, muchos estudios señalan la meliponicultura como una medida eficaz para proteger los bosques tropicales mediante la polinización.
Aún no se ha documentado toda la diversidad de abejas nativas que existen en la Amazonía peruana. Sin embargo, varias instituciones civiles, entre ellas Camino Verde, trabajan para recopilar estos datos y documentar más usos medicinales de la miel entre las comunidades nativas.
Con más educación y concientización sobre la gestión de estas poblaciones de abejas, esperamos que Perú pueda beneficiarse finalmente de una economía rural más fuerte, que preserve tanto los ecosistemas nativos como las costumbres tradicionales de sus comunidades indígenas.
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