This post is also available in: Inglés
En 2013, Carole Dieschbourg se convirtió en una de las ministras más jóvenes de Europa al asumir la cartera de Medio Ambiente de la vigésima nación más pequeña del mundo: Luxemburgo. En 2018, fue reelegida para un segundo mandato y desde entonces ostenta el título de ministra de Medio Ambiente, Clima y Desarrollo Sostenible.
En este tiempo, ha sido una líder clave de la Unión Europea en las negociaciones sobre el clima de la 21.ª Conferencia de las Partes (COP21) de la ONU –pues Luxemburgo ocupaba la Presidencia del Consejo de la UE en ese entonces–, lo que tuvo como resultado el decisivo Acuerdo de París sobre el cambio climático. Además, ha liderado la transformación de los sistemas de transporte y energía de su país para hacerlos sostenibles y ha consolidado la posición de Luxemburgo como epicentro mundial del financiamiento sostenible, en estrecha colaboración con el Ministerio de Finanzas.
Encantadora y relajada, con una oficina repleta de plantas, la ministra Dieschbourg no se inmuta ante su historial sobresaliente. Creció en la idílica campiña luxemburguesa, cerca del molino de agua de su familia, que aún se encuentra en funcionamiento, y más adelante escribió un libro sobre la historia ambiental de su país y el papel del ser humano.
“Al hacer esta investigación sobre la región y todas las familias [que viven] allí, se siente una gran humildad, porque es posible ver lo que la gente logró en tiempos muy difíciles”, dijo en una entrevista de 2019 con Landscape News. “Uno puede ver cómo reaccionó la gente ante las crisis”, relató.
En lo que respecta a la crisis del COVID-19, su reacción ha sido elocuente y diligente; de hecho, no muy distinta de su continua y rápida acción contra el cambio climático, que incluye mantener a su país en el camino correcto para cumplir con sus impresionantes metas de reducir las emisiones de carbono en un 55 % para el año 2030 –calculadas a partir de 2005– y colaborar cada vez más estrechamente con los líderes financieros del país en nuevas iniciativas para hacer del financiamiento sostenible un sector global más sólido y atractivo. Entre 2021 y 2025, Luxemburgo tiene el compromiso de gastar 200 millones de euros en financiamiento climático internacional para apoyar acciones de mitigación y adaptación en países en desarrollo, que se suman a su asistencia oficial para el desarrollo (AOD).
“Si todos estamos de acuerdo en lo apremiante de una crisis, podemos actuar con audacia. Podemos cambiar todo en muy poco tiempo”, afirma Dieschbourg.