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A lo largo de la historia, solo una cantidad comparativamente pequeña de imágenes han ido más allá de simplemente mostrar algo a la gente y han cambiado la forma en que lo ven.
Durante un viaje al Ártico canadiense con su esposo y colega fotógrafo Paul Nicklen, la fotógrafa Cristina Mittermeier de National Geographic ayudó a captar una de esas imágenes: la de un oso polar esquelético incapaz de alimentarse debido a la desaparición del hielo marino. El video del oso fue visto por unos 2 500 millones de personas, alrededor de un tercio de la población mundial en aquel momento.
Originaria de México y formada como bióloga marina, Mittermeier es considerada una pionera en el campo de la fotografía de conservación, pues practica el fotoperiodismo ambiental de una manera que tiene la capacidad de impactar el intelecto y llegar al corazón. Ha fotografiado de todo, desde tiburones martillo en las profundidades del océano hasta niños kayapos nadando en el Amazonas, y desde glaciares polares hasta senderos centenarios de árboles baobab. Y en este proceso, se ha aventurado por algunos de los lugares de más difícil acceso del planeta, a los que muy pocos han ido y la gran mayoría nunca se atrevería a ir.
“Para mí, el arte y la ciencia van en gran medida de la mano”, dice. “Trabajo duro para asegurarme de que mis imágenes sean artísticas y hermosas, y utilizo mi conocimiento científico para orientar cómo se presentan a mi público”.
Sus imágenes han sido publicadas no solo por una multitud de periódicos y revistas entre los que se incluyen los más importantes del mundo, sino también como impresiones artísticas y en volúmenes de gran formado acompañados por sus textos descriptivos. Al revisar su obra, queda claro que la forma en que opera una cámara también permite vislumbrar la forma en que opera su propia vida: la empatía y el asombro que muestra por los animales, los paisajes y las culturas que fotografía se reflejan en sus valores fundamentales de curiosidad, gratitud y “enoughness”, término que ella define como una “sensación de plenitud que proviene de nuestro interior y de nuestro entorno natural, antes que de objetos materiales; un sentido de conexión con nuestros amigos y familiares, con nuestra espiritualidad, con nuestras tradiciones y con nuestra cultura”.
En 2014, Mittermeier y Nicklen fundaron SeaLegacy, una organización benéfica para la conservación de los océanos. El enfoque de SeaLegacy para su causa es único: lleva a los mejores narradores visuales del mundo a regiones oceánicas afectadas por el cambio climático, difunde sus creaciones por medio de las redes sociales y globales para llegar al público en general, y financia y hace campañas en favor de otros proyectos con objetivos similares. Actualmente, se desempeña también como presidenta de Only One Collective, un producto de tecnología digital que potencia historias, campañas y soluciones que se sitúan en la intersección entre la salud de los océanos y la justicia social.
“Quiero ser parte de la generación que crea el cambio de paradigma con el que he soñado durante tanto tiempo. Al final de mi vida, quisiera saber que mis contribuciones ayudaron a que la humanidad avance hacia una mejor comprensión de cómo vivir dentro de los límites naturales de nuestro planeta”.
Teniendo en cuenta las estimaciones según las cuales solo el 5 % de los océanos de la Tierra han sido cartografiados o explorados, ¿quién más valiente, curiosa y capaz de ayudar a salvarlos que Mittermaier?