This post is also available in: Inglés
Quizás lo más interesante sobre la Dra. Jane Goodall, y que aún no se ha mencionado cientos de veces en biografías breves como esta, es el hecho de que continúa trabajando. A sus más de ochenta años, tiene un legado vivo y ha dejado una huella tal en el planeta que fácilmente habría justificado su jubilación hace décadas. En el Día de la Tierra de 2020, National Geographic emitió un documental sobre su vida titulado “Jane Goodall: La esperanza”. ¿Qué mejor indicador de una vida bien vivida?
Y, sin embargo, Goodall se mantiene tan ocupada como siempre, dirigiendo el Instituto Jane Goodall, una organización de conservación liderada por la comunidad, así como su programa Roots & Shoots, que educa y empodera a jóvenes agentes del cambio. Es una Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas y comparte su sabiduría en charlas y entrevistas cada vez que puede.
Sus historias acerca de sus primeros años en Gombe, Tanzania, donde realizó su famoso trabajo sobre el comportamiento de los chimpancés en la década de 1960, nunca dejan de fascinar. Por ejemplo, su primer momento de epifanía al ver una comprensión similar a la humana en los ojos de un chimpancé al que llamó David Graybeard, o su conexión a un nivel espiritual con otro, Old Man, quien según afirma alguna vez le salvó la vida.
“Los animales como nosotros, no solo los chimpancés, sino también los babuinos y pangolines y todos los demás, son seres sensibles”, dijo el año pasado en un evento del Global Landscapes Forum. “Tienen un papel que cumplir”.
Pero igualmente fascinantes son los momentos de su vida que la llevaron a convertirse en una de las científicas y activistas más influyentes y de mayor impacto de nuestra generación: su trabajo incansable como mesera y secretaria para ahorrar suficiente dinero para viajar a Kenia; su primera vez en África a los 23 años; la gran impresión que causó en el aclamado paleoantropólogo Dr. Louis Leakey, quien la envió a estudiar chimpancés salvajes a pesar de que no tenía educación superior en ese momento; o el dictado de su primer libro a su madre a la edad de cinco años, sobre una jirafa con un cuello que llegaba hasta la luna.
Los valores, habilidades y sueños que hacen que Jane Goodall sea Jane Goodall constituyen hoy la columna vertebral de su programa Roots & Shoots, cuyo objetivo es proporcionar a jóvenes los recursos y el apoyo que requieren para generar cambios en sus comunidades en favor de las personas, otros animales y el medio ambiente: un movimiento que existe en más de 60 países en todo el mundo. El trabajo del Instituto Jane Goodall ejemplifica esta filosofía mediante la conservación innovadora liderada por la comunidad, conocida como “Tacare”, iniciada por Jane para que la gente local se apropie del proceso de desarrollo sostenible y conservación.
Y eso es algo que por lo menos reconforta: saber que su vida fue tan bien vivida que perdurará también en generaciones venideras.