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La primera vez que Lamán presenció un incendio forestal tenía seis años. Era 2002, y el paisaje altamente inflamable de desechos naturales en descomposición, conocido como turba, ardía alrededor de su casa en la aldea indígena Dayak de Kampuri, en Kalimantan, Indonesia. Su abuelo cavó zanjas alrededor de su casa para mantener a raya los incendios –que pueden continuar ardiendo en la turba bajo tierra– mientras su madre y sus hermanos usaban pequeños baldes para arrojar agua a las llamas. En esta zona rural del Borneo indonesio, la ayuda estaba muy lejos.
En los años transcurridos desde entonces, Kalimantan ha ganado una lamentable fama por su temporada de incendios, que se ha vuelto más prolongada y mortífera a medida que el paisaje de bosque tropical, hábitat natural de orangutanes salvajes y bellísimas aves raras, es despejado para dar lugar a plantaciones de cultivos agrícolas como la palma aceitera. El río Kahayan, cuyas aguas se tornan negras desde la aldea de Lamán debido al contenido de turba de sus orillas, es dragado en busca de oro de manera creciente y con consecuencias funestas.
“Aún recuerdo que solía ir al bosque con mis hermanas y amigos para recolectar frutas o pescar a mano. Lo llamábamos Malutu”, rememora de sus años de juventud. “El sonido del bosque era muy vivo. Podíamos escuchar el canto de las aves o del uwa-uwa”.
Ver cómo su paisaje nativo perdía sus frondosos bosques hizo que Laman se convirtiera en coordinadora comunitaria de Youth Act Indonesia, un movimiento de jóvenes indígenas de Kalimantan que busca adoptar medidas contra los incendios forestales de la región. Dirige el subprograma The Heartland Project, que crea conciencia sobre la deforestación en todo el archipiélago y sobre cómo contrarrestar sus efectos plantando árboles. Desde el inicio del proyecto en 2019, ha ayudado a que más de 3500 jóvenes planten más de 8000 árboles en las islas de Mentawai, Bali, Lombok y Papúa, así como en áreas previamente quemadas de Kalimantan. Elegida recientemente como uno de los Restoration Stewards del Global Landscapes Forum, Laman recibe hoy tutoría, capacitación y financiamiento para apoyar la expansión de su trabajo de restauración forestal.
“Tenemos un dicho: ‘Penyang Hinje Simpei’”, dice sobre la motivación que siente por su trabajo. “Proviene del idioma sangiang, que por lo general se usa al realizar rituales para comunicarse con los espíritus ancestrales, y significa ‘unidad y singularidad’. Creo que, en el contexto de la restauración, este dicho alienta a todos a trabajar siempre de la mano y en conjunto para proteger a nuestra Madre Tierra y avanzar en la misma dirección”.