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En el centro de Freetown se levanta un árbol enorme, el Cotton Tree, que funciona como una suerte de estrella guía al recorrer la capital sierraleonesa. Su amplia copa de ramas se puede ver a la distancia, presidiendo sobre la ciudad como su punto de referencia más preciado desde hace siglos, testigo del reasentamiento de esclavos liberados y el surgimiento de uno de los paisajes urbanos más diversos de África.
A pesar de su sonrisa alegre y notablemente sincera, el surco que se forma entre sus ojos sugiere que la alcaldesa de Freetown Yvonne Aki-Sawyerr es más bien un espécimen similar al Cotton Tree.
¿Y cómo podría no serlo? Aki-Sawyerr ha liderado campañas contra los diamantes de sangre, es cofundadora de una organización benéfica que apoyó a jóvenes desfavorecidos durante la guerra civil de su país, y se desempeñó como directora del Centro Nacional de Respuesta al Ébola durante el brote mortal de la pandemia antes de ser elegida alcaldesa de Freetown en 2018. No es de extrañar que fuera incluida en la lista de influencers Time100 Next de 2021.
Ahora, su misión es limpiar la ciudad y mejorar la vida y el estilo de vida de aproximadamente 1 millón de freetownenses, y no solo los de hoy, sino también para las generaciones futuras, incluida la de sus dos hijos. Como parte de la iniciativa “Transformar Freetown” que presentó, el ayuntamiento está empleando una gestión de residuos sostenible para mejorar la infraestructura de la ciudad, reducir la propagación de enfermedades y, al mismo tiempo, empoderar a los jóvenes mediante microempresas de recolección de residuos.
Pero su anhelo más reciente es ecologizar la ciudad plantando 1 millón de árboles para finales de 2022, con el objetivo de aumentar en un 50 % la vegetación en la capital y, a su vez, impulsar la biodiversidad, frenar la erosión de las riberas y contribuir a la apuesta mundial en favor del secuestro de carbono.
Ya se han plantado más de 250 000 árboles, en patios traseros y en escuelas, en laderas y en vecindarios urbanos. ¿Y cuál ha sido su arma secreta? Los propios habitantes de la ciudad. “Plantar árboles puede ser algo muy de moda”, dijo en un evento del Global Landscapes Forum sobre biodiversidad el año pasado. “Pero lo que realmente importa es que los árboles estén creciendo, que permanezcan más allá del hecho mismo de plantarlos, más allá de [la mirada de] las cámaras”.
“Y, para lograrlo, el trabajo en las comunidades ha sido fundamental. Ha dado a nuestros residentes la oportunidad de convertirse en guardianes de los árboles… Y con plantación y cuidados se sientan las bases para el monitoreo”.
Sin duda, el Cotton Tree pronto será testigo de un nuevo crecimiento jamás visto.