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Este artículo forma parte de una serie sobre la red de restauración de paisajes GLFx. Obtenga más información sobre GLFx aquí (en inglés) y únase a la comunidad aquí.
La Amazonía peruana es una de las regiones más biodiversas del mundo y alberga miles de especies de flora y fauna, muchas de ellas amenazadas por el cambio climático y la deforestación.
Esta extensión de bosque tropical y selva abarca más del 60 por ciento del territorio peruano y es el hogar de cientos de pueblos indígenas. Estas han vivido en la región por miles de años, en relativo aislamiento, adquiriendo un vasto conocimiento de los ecosistemas locales.
Este año, la organización local sin ánimo de lucro Camino Verde se unió a GLFx, una red de semilleros liderados por la comunidad para la restauración de paisajes en África, Asia, América Latina y el Caribe. El Global Landscapes Forum (GLF) fundó GLFx en el año 2021 para promover la gestión local, sostenible e integrada de los paisajes.
Registrada en Perú y Estados Unidos, Camino Verde –ahora también conocido como el semillero GLFx Amazonía Peruana– ha contribuido por más de 15 años a la recomposición del nexo entre conservación y derechos indígenas. Trabaja en los departamentos de Madre de Dios y Loreto, en la Amazonía peruana, en donde las comunidades nativas habitualmente son excluidas de la toma de desiciones y enfrentan obstáculos insuperables para acceder a la titularidad de tierras.
“La restauración y conservación de hábitats debe realizarse con y por las comunidades amazónicas para que quienes dependen de los bosques continúen viviendo y desarrollándose con la tierra sin destruir el paisaje”, comenta Robin Van Loon, director ejecutivo y fundador de Camino Verde.
La organización aporta una gran trayectoria a GLFx. Basada en la Amazonía peruana y conformada por cerca de 20 miembros, ha plantado en Madre de Dios y Loreto más de 200 000 árboles de más de 400 especies nativas, formando parte de un Banco Vivo de Semillas de biodiversidad amazónica, único en su género.
El equipo, conformado por agricultores, silvicultores y ecologistas, ha impactado directamente 305 hectáreas (759 acres) de bosque tropical primario, bosque secundario y paisajes reforestados. A través de sus programas de plantación de árboles, se han involucrado 106 familias amazónicas de cinco comunidades nativas.
Fundada en 2007, Camino Verde apunta a restaurar la Amazonía a través del fortalecimiento de las comunidades forestales y alianzas con agricultores amazónicos y comunidades nativas para regenerar bosques y mejorar los medios de subsistencia.
Sin embargo, la región en la que trabaja el grupo genera cerca del 51 por ciento de las emisiones de gas efecto invernadero del Perú debido a su vasta deforestación. Por su parte, el gobierno se ha comprometido a reducir un 30 por ciento la deforestación en la Amazonía peruana para 2030.
“El impacto acumulado por la explotación de valiosas especies durante décadas ha pasado factura a los bosques que nos rodean y continúa haciéndolo a través de actividades económicas que fomentan la deforestación”, afirma Clemencia Pinasco, encargada de Comunicaciones en Camino Verde.
Actualmente, las oportunidades del mercado para pequeños agricultores y comunidades nativas se limitan a la extracción destructiva de madera, agricultura de tala y quema, ganadería y extracción de oro. Estas prácticas no sostenibles ofrecen una forma fiable y accesible de ganarse la vida en la Amazonía, añade Clemencia.
“Necesitamos encontrar maneras de romper este limitado sistema que incentiva la deforestación y la pérdida de biodiversidad”, dice Pinasco. “Creemos que los bosques pueden ser restaurados al tiempo que se mejoran los medios de subsistencia de las comunidades de la Amazonía, actores esenciales en la protección y conservación de la tierra”.
Según Camino Verde, cualquier esfuerzo para reducir la deforestación y restaurar el paisaje amazónico debe proveer beneficios tangibles y sostenibles a las comunidades que viven y trabajan en la región.
Los beneficios más tangibles y directos provienen de los ingresos obtenidos a través de una gama de productos forestales no maderables (PFNM), como aceites esenciales, vainilla amazónica, cacao silvestre y miel de abejas nativas sin aguijón. Camino Verde produce estos artículos a través del policultivo agroforestal diverso, contrario al monocultivo.
Los PFNM garantizan la seguridad alimentaria, medicinas y otros servicios esenciales a las comunidades aliadas de la organización y al bosque, así como ingresos para incentivar la protección del paisaje, cuenta Camino Verde.
“Falta experiencia y conocimiento para trabajar efectiva y sosteniblemente con PFNM. Además, los agricultores y comunidades locales encuentran dificultades para conectar con mercados locales e internacionales en los cuales vender sus productos”, explicó Van Loon. “Abordamos estos retos ofrenciendo formaciones y los primeros recursos a familias aliadas en comunidades nativas o pequeños agricultores para que puedan producir PFNM que, eventualmente, se conviertan en una fuente de ingresos”.
Camino Verde opera en un clima de inestabilidad política que recientemente desencadenó protestas a lo largo del país y se suma a otros problemas que afectan a los peruanos, incluyendo la disponibilidad de servicios esenciales, recursos y oportunidades laborales.
La región de Madre de Dios, en donde opera Camino Verde, fue una de las más afectadas por bloqueos en las carreteras que duraron más de 40 días, impidiendo la entrega de productos esenciales y causando un incremento dramático en el precio de alimentos, gasolina y gas para cocinar.
A pesar de estos obstáculos, el grupo continúa trabajando con sus múltiples aliados, colaboradores y personas que donan a sus actividades de restauración. Por ejemplo, a través del Programa Medios de Vida: Cultivadores de Palo Rosa se generan cadenas de suministro regenerativas en torno a árboles reforestados de especies en peligro de extinción; y, con el Programa de Transparencia: RealTrees (Árboles Reales), los donantes de Camino Verde realizan un seguimiento a los árboles patrocinados, usando las tecnologías cadena de bloques (blockchain) e inteligencia artificial (IA).
Aunque enfrentan varios retos, los miembros del más reciente semillero de GLFx encuentran a diario la motivación que necesitan en el maravilloso entorno que los rodea, en medio de la Amazonía peruana.
“No importa qué tanto tiempo hayas vivido aquí, en un corto paseo por el bosque siempre encuentras algo nuevo”, concluyó Pinasco. “La riqueza de conocimiento de las comunidades circundantes, las miles de especies aún por ser descubiertas; aquí la inspiración es infinita, al igual las razones y la necesidad de continuar con nuestro trabajo”.
Conozca más sobre GLFx y los demás semilleros aquí.
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